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Anelka juega al escondite en Barajas

El delantero regresa a Madrid y tarda 45 minutos en salir del aeropuerto para huir de la prensa

Nicolas Anelka regresó ayer a Madrid, procedente de París, y su llegada fue tan rocambolesca como su partida, la semana pasada. Si entonces recurrió al maletero del coche de su hermano Didier para esconderse y despistar a los periodistas que lo aguardaban en la puerta de su chalé en La Moraleja, la táctica empleada ayer por el delantero no fue tan sofisticada: se esforzó, demorándose casi una hora en salir de la zona de recogida de equipajes del aeropuerto de Barajas para no encontrarse con la prensa que lo esperaba. Pero no lo consiguió.Tras detectar que le esperaban varios periodistas, Anelka tardó 45 minutos en abandonar la sala 6 de retirada de equipajes del aeropuerto madrileño. Desde allí, y mientras intentaba que las autoridades le dejasen salir por una puerta lateral -diferente a la que utiliza el resto de los pasajeros-, el delantero decía a los periodistas, en francés y a tráves de las vallas de seguridad y las puertas corredizas: "Yo no soy noticia, dejad de seguirme, guardad las cámaras".

Mientras esperaba, Anelka efectuó varias llamadas por teléfono, recorrió la sala de una punta a otra, se sentó, aguardó durante un buen rato junto a las maletas y finalmente decidió -no le quedó otra opción, ya que las autoridades de Barajas no le otorgaron tratamiento de personaje vip- salir por la puerta principal, donde se concentraban redactores, cámaras de televisión y fotógrafos. Mientras recorría la terminal hacia el aparcamiento, donde le esperaba un vehículo todoterreno conducido por su hermano Didier, el delantero francés se negó a hacer declaraciones y no cesó de murmurar e insultar a los periodistas.

Anelka había viajado a París el 15 de marzo pasado, donde visitó a su familia en la localidad de Trappes, en las afueras de París, lugar donde pasó su infancia, y que el delantero creyó conveniente para refugiarse tras la convulsa semana que había vivido en España.

Los días anteriores habían sido frenéticos para Anelka: tras negarse a entrenarse con el equipo durante tres días consecutivos y exigir al entrenador, Vicente del Bosque, un determinado esquema táctico que beneficiara sus aptitudes, el club le sancionó, suspendiéndole de empleo y sueldo por 45 días. La sanción le provocará a Anelka una pérdida de unos 60 millones de pesetas, los correspondientes a un mes y medio de salario y la parte proporcional de las primas.

Después de la sanción, Anel-ka intentó enmendarse, y acudió a entrenarse en solitario a la Ciudad Deportiva, pero volvieron a aflorar los problemas de comunicación entre el club y el jugador: en una ocasión se encontró con las instalaciones cerradas, y los directivos madridistas ordenaron a Anelka que podía entrenarse cuando quisiera, pero que antes debía comunicarlo.

A este respecto se referió precisamente ayer José Martínez, Pirri, director deportivo del Madrid: "Anelka no nos ha notificado todavía su regreso a Madrid, por lo que todavía no ha pedido el permiso necesario para entrenarse en solitario en la Ciudad Deportiva". Sin permiso previo, si no llama antes a Pirri, Anelka no tendrá abiertas las puertas de las instalaciones madridistas.

De todas maneras, la estancia de Anelka en Madrid no es definitiva: fuentes del aeropuerto de Barajas aseguraron ayer a Efe que el delantero tiene una reserva a su nombre para volver a París el próximo martes, justo un mes antes de que finalize la suspensión impuesta por el club.

Defensa sindical

Por otra parte, el sindicato francés de futbolistas (UNFP) mostró ayer su apoyo al jugador, y aseguró, por boca de su vicepresidente, Jacques Amorfini, que el Madrid "no tiene derecho" a castigar a Anelka como lo ha hecho. "Si Anelka demandara al Madrid, seguro que ganaría, porque una multa de 60 millones de pesetas es ilegal".

Amorfini consideró normal que la reiterada negativa de Anelka a entrenarse le valiese una sanción, pero en Francia, dijo, un comportamiento similar se castigaría "con un 2/15 del sueldo y una inhabilitación de tres a cuatro días". "Anelka cometió un grave error, pero es joven y hay que perdonarle. En cambio, creo que el Madrid le dejó estrellarse contra la pared".

Anelka fue ayer objeto de discusión también en la conferencia de prensa que dio el seleccionador francés, Roger Lemerre, que explicó por qué no convocó al delantero para el amistoso que jugarán los bleus contra Escocia del miércoles. "No era deseable ni contemplable. Puede jugar la Eurocopa, sin embargo, pero hay que darle tiempo", dijo Lemerre, que sustituyó a Aimé Jacquet después del Mundial que ganó Francia en 1998.

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