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Tribuna:NEGRITAS
Tribuna
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Voces

Ginés Donaire

Antonio Cueva, sindicalista de la UGT, ha denunciado haber sido objeto de una traición, con prácticas mafiosas, para apartarlo de la secretaría general de la Federación de Trabajadores de la Tierra, de gran peso en una tierra donde la agricultura condiciona cualquier retrato económico.Cueva, que apunta hacia el líder regional Manuel Pastrana como instigador de su crucifixión, habla siempre sin pelos en la lengua, sin atajos y, en ocasiones, rayando los límites penales. Le daba igual tildar de caníbales a los grandes terratenientes del olivar, que lanzar cualquier otro exabrupto contra la clase política. Quizá sus compañeros habrán castigado las formas poco decorosas de este líder sindical, aunque a uno siempre le quede la duda de si lo que hace falta en el medio rural es estética artificial o activismo obrero.

Inquietos sí que están los vecinos del polígono del Valle de Jaén, que vuelven a convivir en un clima de zozobra por la fuga de un líquido junto a una gasolinera próxima a sus casas. Tiene razón Ángel Ibáñez, presidente de la asociación vecinal Passo, cuando acusa al Ayuntamiento de hacer oídos sordos en su día al clamor vecinal en contra de la ubicación de ese surtidor. Probablemente haga falta que ocurra alguna desgracia (ojalá que no) para que los políticos reparen en que es preferible arrancar algún olivo de los muchos que pueblan el extrarradio jiennense antes que atender los deseos especulativos de algunos empresarios que quieren convertir los barrios en un polvorín.

Mucha gasolina es lo que necesitan los sufridos vecinos de Santiago-Pontones cada vez que tienen que acercarse hasta la capital. Hasta no hace mucho se necesitaban casi cuatro horas por unas carreteras de espanto. Desde ayer, algo menos. Se ha inaugurado el último tramo de la carretera, en la que se han empleado demasiados años que han puesto a prueba la paciencia de unos pobladores que ahora tienen motivos para sentirse un poco más jiennenses. El presidente de la Diputación, Felipe López, ha estado generoso al conceder parte del éxito a la insistencia del alcalde serrano, Luis Parra. Es triste que se tenga que ir de pedigüeño por la vida para que la justicia se escriba con mayúscula en los rincones más distantes y olvidados.

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