"En los alrededores de Las Ventas huele a toro todo el año"
Se acaba de estrenar Últimas horas contigo, cortometraje de Miguel Alcantud en que la actriz Liz Lobato (Villacañas, Toledo, 1967) impresiona en su faceta trágica. También en estos días ha firmado con una de las más importantes oficinas de representación de actores. Licenciada en filosofía por la universidad parisiense de la Sorbona y en posesión de distintos levels por la Universidad de Londres, Liz Lobato habla cuatro idiomas, ejerce diversas artes plásticas y ha hecho varias exposiciones individuales de pintura. Habla de forma susurrante y vive en el barrio de Salamanca con un bulldog, una urraca y un hombre.Pregunta. ¿Con cuál de ellos se entiende usted mejor?
Respuesta. Me encantan los animales, todos. En ocasiones, la urraca, el perro y yo nos conjuramos contra el hombre, y viceversa.
P. ¿Cuál es su bicho preferido en la copiosa fauna madrileña?
R. El toro. De hecho, nueve de cada diez de mis cuadros son taurinos. Me encanta el barrio en el que se encuentra la plaza de toros de Las Ventas.
P. ¿Por qué razón?
R. Porque en las tabernas de esa zona tan madrileña se escucha el lenguaje esotérico de la gente del toro.
P. ¿Cómo es ese lenguaje?
R. Se trata de un idioma barroco del que no entiendo casi nada, pero que me deja con la boca abierta. Alrededor de Las Ventas huele a toro a lo largo de todo el año. Es un olor violento y montaraz, pero embriagador.
P. ¿En qué medida afecta eso a su pintura?
R. No sé por qué razón, en pintura estoy fascinada por todo lo que puede considerarse como salvaje.
P. Da la impresión de que usted misma, Liz Lobato, también es delicadamente salvaje.
R. Cuando estoy atacada me pongo a bailar como una auténtica posesa y me quedo como una malva. En tal trance, lo mismo ataco un tangazo de los buenos que un verdadero bakalao.
P. ¿Qué lugares de Madrid acostumbra visitar cuando quiere bailar de verdad?
R. Puedo hacerlo en casa o en locales del centro de Madrid. También bailaría por la calle, pero la gente me intimida un poquito.
P. A su juicio, ¿cuál es la faceta más salvaje de este Madrid?
R. Los toros, la Asociación de la Palabra Culta y las Buenas Costumbres, y, por supuesto, los bichos con los que vivo.
P. Ha estudiado usted con los mejores maestros y ha viajado por todo el mundo. Se lo ha tomado usted con calma, pero, al fin, decide dar la cara.
R. No es eso. Simplemente, estaba persiguiendo un conejo blanco y me caí en un agujero.
P. ¿Hay alguna frase que resuma su parecer?
R. Sí. Hay una frase taurina con la que me identifico plenamente: "Vísteme despacio, que llevo prisa".
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