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Todos los caminos conducen a Carew

Se llama John Carew, 20 años, 195 centímetros de altura, 95 kilos de peso, y esta noche todos los caminos conducen a él. El Madrid se retuerce por arriba, recibe por ahí la mayoría de sus goles: que se preocupe de Carew, un consumado especialista del juego áereo, un gigante que lo remata todo. Casillas sufre en los balones que le llegan colgados al área desde los costados: que no pierda de vista a Carew, un tipo con una extraordinaria facilidad para quitarse defensores de encima y atraer el balón. El juego del Rosenborg, simplificado en llegadas al fondo y centros a la caja, necesita una referencia, un objetivo último al que entregarle la pelota bombeada: no lo duden, Carew es ese destino final que da sentido al estilo noruego.El Madrid sabe que buena parte de su prosperidad pasa por sujetar a Carew, autor de cuatro goles en la Liga de Campeones. Conoce de las dificultades de la misión por la movilidad constante y la corpulencia del delantero. Ya en el partido de la primera vuelta, resuelto por el Madrid con un 3-1, Carew fue un permanente dolor de cabeza para el conjunto blanco. Hábil y potente para el desmarque, listo y decidido para el remate, una temporada le ha bastado a Carew para ganarse un nombre en el mercado continental. Tanto que el Valencia le ha señalado en su lista de prioridades para suplir a Piojo López, y lleva muy avanzadas las negociaciones para su fichaje por 1.800 millones de pesetas.

Fácil de localizar -el único jugador negro en un equipo lleno de rubios-, difícil de sujetar. Con todo, Del Bosque intenta evitar que las miradas de preocupación de su equipo se concentren sólo en Carew. "Él es el que juega fijo arriba", dice, "pero también hay que prestar mucha atención a los centrocampistas que llegan desde atrás". Strand, por ejemplo, un mediocampista muy inteligente para llegar al área que ya fue decisivo en el 2-0 que sufrió el Madrid en este escenario hace dos años.

El caso es que el Madrid debate sobre el origen de ese sufrimiento que le persigue a lo largo de la temporada. "Tenemos fallos de concentración a balón parado", dicen los jugadores en una explicación que desespera a su técnico. Se preocupa por arriba, en suma, pero, como dice su presidente, tal vez la solución la tenga por abajo. "Si son buenos por alto habrá que ganarles por bajo", dice Sanz.

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