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FÚTBOL 29ª jornada de Liga

Un entrenador con lógica

El perfil de Mané, el entrenador del Alavés, no admite muchas dudas: un tipo distante, frío y estudioso que confía en los jugadores

Impenetrable y transparente, es decir contradictorio, como su equipo, el Alavés. Un tipo distante, bastante frío, estudioso y callado en su trabajo; campechano, bien preparado y bromista, en su tiempo de ocio. Mané (Balmaseda, Vizcaya, 1950), el entrenador del Alavés, parece un hombre que no admite muchas dudas. Quienes han trabajado o trabajan con él coinciden en esos aspectos de su personalidad, independientemente de que unos lo celebren y otros lo lamenten. Nada más lejos del entrenador estándar, proclive a los excesos de inventiva y a los detalles de chistera. Mané se basa en la ciencia y el ingenio lo reserva para los futbolistas. En realidad, el estilo Mané tiene mucho de lógica, no menos de sentido común y la convicción de que el entrenador no es lo más importante de un equipo, ni en el Barça, ni en el Alavés.Mané apenas se relaciona con sus jugadores. Marca una raya gruesa entre el técnico y los futbolistas. Ellos mismos le califican de "distante". La estrategia puede servir para que no se confundan las funciones de cada uno, o por propia timidez. En un ránking de entrenadores parlanchines, ocuparía la cola. "Otros entrenadores te vuelven más loco", admite uno de sus jugadores. "Él, desde el primer día, dejó claro su estilo: presionar y correr. Además, no hay nadie indiscutible. Tal vez Hermes Desio. Él conoce muy bien a los jugadores".

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Introspectivo, distante, sencillo, frío, claro en sus ideas, fijo en sus planteamientos, son algunas de las características que amplian la definición del estilo Mané, en la que no todo son parabienes par el entrenador de moda del fútbol español.

"Si algo le falla es el trato personal; es casi inexistente", comenta un jugador, quien recuerda el caso de Alberto Albistegi, retirado el pasado verano, tras conseguir la permanencia. "No se despidió de él. Ni siquiera le dio la mano o le dijo: 'Que te vaya bien en la vida'. Sólo se trata de una manera un poco más cercana con dos jugadores".

En el haber de su perfil se puede asegurar que Mané no es un entrenador autoritario, ni visceral. Deja que cada uno haga su trabajo y no interfiere. "Deja que el vestuario se controle solo. Él no lo controla". Sus charlas siempre se orientan en el sentido táctico; nunca en el ámbito emocional. Supone que los propios futbolistas deben motivarse. "Cuando perdemos o ganamos nos da una palmadita en la espalda a todos y no hay más contacto que ése", recuerdan sus jugadores.Antonio Karmona, central del Alavés, y una institución en el club, dice de Mané que "es exigente, muy serio. Marca mucho las diferencias entre los jugadores y el entrenador. Habla lo justo. Tiene las ideas muy claras sobre el equipo que quiere. Muchas veces lo hace en función de los jugadores de que dispone. No es agresivo, no te chilla nunca. No alza la voz, jamás le he visto perder la compostura".

Karmona entiende que, en la elección de los jugadores que quiere fichar, Mané tiene en cuenta tanto su capacidad futbolística como humana. Un caso reciente puede verse en Samuel Etoo. Lo descartó a última hora, entre otras razones, por su supuesto divismo.

"¿En los descansos? Corrige los errores que se hayan podido cometer. Siempre son charlas muy tácticas, y sin broncas. Habla muy poco individualmente, se dirige al conjunto. No cree necesario aleccionar a un jugador sobre algún rival en concreto porque confía mucho en cada uno. Sabe que nos molestamos en conocer a los rivales", afirma Karmona.

"Además, es muy chocante que el Alavés sea casi el único equipo de Primera que no se concentra cuando jugamos en casa", dice Karmona. "Y tiene su explicación. Él ha dicho muchas veces que donde mejor se duerme y descansa es en casa".

Julio Salinas, curtido en mil batallas, comparte ese perfil de un entrenador que no le da mucho juego. "Es un entrenador bastante frío, que tiene las ideas muy claras y que básicamente juega con los mismos". Salinas, sin embargo, prefiere incidir en el vestuario, otro activo de Mané. "La gente que no juega es la que proporciona mejor ambiente en el vestuario. Además de entrenarse como si fuera el primer día es la gente más animosa, la de mejor carácter. Aquí nadie se queja, ni hace declaraciones altisonantes. Es un vestuario modélico". Salinas cree que no es casualidad un ambiente tan saludable, que Mané lo considera un aspecto priotario a la hora de hacer su selección de futbolistas.

Esta faceta aún se recuerda en otros clubes donde dejó huella. "Si Mané fuera el actual entrenador del Levante, con la plantilla que tenemos, seríamos líderes de Segunda", afirma un directivo del equipo valenciano. En Lleida se recuerda también ese aspecto. El entonces presidente del club catalán Mario Durán confió siempre en esa virtud del técnico vizcaino: siete años y una temporada en Primera División para el recuerdo.

Pedro Alberto, que jugò en el Alavés del ascenso (hoy en el Toledo), le define de forma contundente: "Es muy suyo. Pero guardo un grato recuerdo de Mané, aunque no jugué mucho. Te dice las cosas claras: 'o lo coges o lo dejas'. Hay muy pocos entrenadores que hablen por las claras. Yo estuve apartado del equipo, en una lista de seis descartes. Pero luego, cuando empezó la temporada, me dijo que contaba conmigo", recuerda el jugador, que le define como "un estudioso que no está encima del jugador. No chilla, salvo para corregir errores. ¿Bromas? Tiene su corazón de bromista, aunque fuera de los entrenamientos no tiene relación con los jugadores. En mi época apenas tenía especial confianza con un par de ellos".

Mané no cambia de filosofía por la alteración de categoría. Su librillo incluye la distancia justa con el jugador, la fe en el bloque defensivo (cuando lo encuentra), el reparto del trabajo y la alternacia de los delanteros. Una democracia jerárquica que se ha sublimado en Vitoria. Tras el entrenmamieto, Mané vuelve a sus quehaceres: a su familia, al txoko y a sus inversiones.

Reportaje elaborado con información de E. Ortiz de Arri, J. Pérez Ortiz, Lluis Visa y E. Rodrigálvarez.

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