"No existe un movimiento generacional en el cine español"
Daniel Cebrián ha elegido un drama rural para su estreno oficial como director cinematográfico. Cascabel es el título del primer largometraje -en 1998 realizó un corto titulado Un solo de cello- de este joven madrileño, que ya tiene a sus espaldas una dilatada experiencia tras su participación en películas como La flor de mi secreto, Secretos del corazón o Días contados. Se trata de un drama intergeneracional de personajes con secretos y heridas del pasado y que el propio Cebrián defiende como un tipo de cine alejado de los cánones convencionales. Cebrián ha estado en Jaén para presentar su película, recientemente estrenada en Madrid, y participar en los Encuentros con Directores de Cine que organiza la Diputación.Pregunta. ¿Qué ha querido aportar al cine con Cascabel?
Respuesta. Es una película distinta, poco convencional y que no tiene nada que ver con lo que se está haciendo. Nada contra corriente, lo cual a mí me halaga, porque a favor de la corriente sólo nadan los peces muertos.
P. ¿Eso quiere decir que su cine no tiene ningún tipo de influencias?
R. Es muy difícil trabajar sin influencias. Yo he visto muchas películas y he leído mucho sobre el cine. Es muy difícil librarte de todo ello, pero durante el rodaje de la película trabajamos sin referencias. Intentamos trabajar todos a partir de la historia misma.
P. ¿Cree que estamos ante una nueva generación de directores?
R. Hay una insistencia tremenda para intentar averiguar si entre los directores que han salido en los últimos años, que han sido muchos, existe algo que los una como movimiento o generación. Creo que la respuesta es claramente no. Hay películas en las que hay una importancia formal y visual por encima del lenguaje cinematográfico y por encima de lo que cuenta la película. Pero ese no es el caso de Cascabel o de Solas, de Benito Zambrano, donde es más importante lo que se cuenta en la película que el tratamiento formal de la imagen. Si ha habido algún movimiento generacional en el cine podría ser en Dinamarca, pero en España hay directores jóvenes que tienen más que ver con otros directores ya consagrados. Sólo hay una cosa que nos une: la cantidad de información visual que hemos tenido. Todos hemos nacido y nos hemos criado con una television como eje central de cada casa. Pero ni siquiera eso ha propiciado que tengamos aficiones comunes.
P. ¿Tiene ya en la cabeza su segunda película?
R. La segunda, la tercera y hasta la cuarta. Es muy complicado levantar una película, nunca sabes bien por donde va a responder la industria y los productores. Lo que sí que creo es que no hay que parar. Tengo en mi ordenador un montón de abortos de historias, que recuperas algún día y que acaban convirtiéndose en una película.
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