Quo vadis?
Los idus de marzo (dies irae, dies illa, si estás durmiendo espabila) han sorprendido a la izquierda madrileña impuribus naturalibus. Los populares, a sabiendas de que in medio es virtus, han propinado una goleada sonrojante dejando in albis a la famélica legión. Madrid está atiborrada de genoveses y pucelanos. Bajo el palio de la luz crepuscular, mirando a Aznar soñé ser de Valladolid, más en concreto de Quintanilla de Onésimo. O tempora! O mores! La izquierda ha perdido su curriculum vitae y ha dejado a sus votantes gementes et flentes in hac lacrimarum valle. Alea jacta est.La derecha no es tonta. Sabe latín (para vivir como un cura de los de antes hay que manejar esa lengua). La izquierda, en cambio, desconoce la jerga de Cicerón desde que murió Tierno Galván, y cuando habla en castellano no consigue hacerse entender; no está in situ, está in illo tempore. Quo vadis, sinistra? Quousque tandem abutere patientia nostra? Exurge, quare obdornis?
Conditio sine qua non es ponerse a cantar ipso facto el sursum corda. Ya está bien de entonar el sua culpa con cara de miserere y poniendo a los antiguos aliados como un ecce homo.
Hay que poner manos a la obra, porque el Opus acecha y lo podemos tener encima per saecula saeculorum (popule meus, qui feci tibi?), usque ad infinitum. Cave cane. Fratres, sobrii stote et vigilate, quia diabolus, tanquam leo rugiens, circuit quaerens quem devoret. Homo homini lupus.
Ahora bien, tempus fugit. Hay que encontrar un modus vivendi en la travesía del desierto. Primum vivere, deinde philosophare. Nos queda, Deo gratias, el sentido del humor e incluso el cinismo sosegado. Nihil humanum a me alienum est. Gaudeamus igitur, iuvenes dum sumus; post iuqundam iuventutem, post molestam senectutem nos habebit humus. In vino veritas, pero moderadamente, cum fundamento in re. Al fin y al cabo, stultorum numerus infinitus est, dicho sea sin animus iniurandi. Nihil novum sub sole. Hay que ir al templo y comulgar con ruedas de molino. Dona nobis pacem.
Dominus vobiscum. Ite mis-sa est.
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