El Madrid y sus viejos problemas en el juego aéreo El gol del Atlético llegó en un saque de banda mal defendido

El Madrid sufre por alto, ayer volvió a quedar claro. Cuatro saques de esquina botó el Atlético y en dos de ellos provocó sendas ocasiones de gol. Pero no sólo padece cuando de un saque de esquina se trata. En realidad, cualquier balón alto provoca conflicto en el área blanca. Así ocurrió, por ejemplo, en el gol del Atlético: Karanka midió mal el salto tras un saque de banda y permitió un centro de tijera de Kiko. En otras cuatro jugadas, dos de las cuales finalizaron con cabezazos de Kiko, el Atlético provocó peligro aprovechando los problemas del Madrid cuando le centran desde los costados. La costumbre de Casillas de quedarse bajo palos en este tipo de envíos -tal vez una buena medida, dada la fragilidad del cancerbero cuando intenta atraparlos- influye sobremanera. El derby ofreció un dato relevador: de los 22 balones que el Atlético envió al área desde las bandas, ni uno sólo acabó en las manos de Casillas.

- Jimmy no lanzó las faltas. Decía Casillas el día previo al partido que no sabía cómo reaccionaría ante una falta lanzada por Hasselbaink: "El balón de la Liga coge un efecto muy raro. Si veo que no puedo hacer otra cosa pongo los puños y despejo como sea". Pero Casillas no tuvo ocasión de comprobar la dureza de esos disparos. Cuatro faltas cercanas al área lanzó el Atlético y en ninguna golpeó Jimmy directamente a puerta al balón.

- Solari fue el que más tiró. Antes el peligro del Atlético era propiedad exclusiva de Hasselbaink. Ayer, no. El relevo lo asumió Solari, que disparó seis veces (cinco el holandés). Las ocasiones de Solari tuvieron, además, mucho más peligro que las de su compañero: dos cabezazos en el segundo palo -uno se fue fuera por poco, el otro acabó en la red-, una falta que voló la escuadra -y que obligó así a Casillas a hacer la parada del partido-, amén de un derechazo ajustado al palo.

- 18 pases para un gol. El gol de Morientes resultó de lo más elaborado. Hasta 18 pases dieron los jugadores blancos sin que el Atlético consiguiera entrar en contacto con la pelota. Sólo Molina lo consiguió, pero su rechace fue, precisamente, el preludio del disparo a puerta vacía de Morientes. Todos los jugadores del Madrid, menos Helguera, participaron en el lance.

- Las cuatro apariciones de Raúl. Sólo fueron cuatro, pero sembraron el pánico en la defensa atlética. En el minuto 22, un pase al hueco concluyó con un peligroso disparo de Guti. Diez minutos después, en el vértice izquierdo del área, obligó a Molina a dar una lección de sangre fría con el balón en los pies tras un envenenado pase hacia atrás de Ayala. En el minuto 15 de la segunda parte dejó a Morientes ante Molina, que sacó su disparo. Y, sobre todo, pegó el sensacional pase picado sobre Míchel Salgado que originó el tanto blanco.

- La recuperación del balón. Del Bosque situó a Sanchis junto a Redondo y Guti y el experimento no le fue del todo bien. Entre los tres recuperaron 22 balones, dos menos de los que consiguieron robar Bejbl y Hugo Leal. El checo y el portugués jugaron por primera vez juntos desde que Antic regresó al banquillo del Atlético. Fue la primera vez también en esta nueva etapa que los rojiblancos jugaron con doble pivote. Y la primera vez en Liga que marcaron un gol.