"Es difícil que Euskadi logre la paz si al mismo tiempo exporta muerte"
Adiós a las armas es el lema de la última campaña que han impulsado Amnistía Internacional, Greenpeace, Intermon y Médicos sin Fronteras para cuestionar la producción de armas ligeras en España, la mitad de las cuales se fabrican en el País Vasco. Vicenç Fisas, titular de la cátedra Unesco sobre la paz de laUniversidad de Barcelona, la presentó el miércoles pasado en el Parlamento vasco. Pregunta. ¿Por qué sólo se ha planteado la campaña alrededor de las armas ligeras, cuando en el País Vasco hay también empresas que participan en la fabricación de armas pesadas?
Respuesta. Esta campaña es la continuación de otras que iniciamos hace años y que no han terminado, como aquella que se llamó Secretos que matan y que tiene por objetivo una transparencia total en el comercio de armas. Ahí entraban todo tipo de productos armamentísticos y con ella se consiguieron grandes avances, como la concienciación sobre las minas antipersona. Luego decidimos que la continuación era avanzar con esas pequeñas armas que son las que se utilizan en los conflictos contemporáneos (guerras internas con actores que no son ejércitos). Este material es el que produce mayor número de víctimas. Por eso quisimos poner el énfasis en este tipo de armas, sin que nos hayamos olvidado del resto.
P. Señalan que el 50% de la producción de estas armas en España sale del País Vasco. ¿Tan boyante es este sector industrial?
R. Ni mucho menos; es un sector que está en crisis, pero que continúa fabricando y, sobre todo, exportando a países que están en conflicto.
P. ¿Cómo se entiende, en un país que vive en medio de un conflicto y con un fuerte movimiento pacifista, que Euskadi sea una de las principales comunidades productoras de armas?
R. En el País Vasco las fábricas de armas han tenido cierto peso, aunque hoy día sólo suponga el 0,3% de las exportaciones. No obstante, se puede hacer una reflexión: un país que está buscando la paz va a ser difícil que la consiga (o lo hará de forma muy contradictoria) si al mismo tiempo es exportador de muerte. Por eso, es responsabilidad no sólo del Parlamento o el Gobierno vasco, sino también de la sociedad, que tiene que darse cuenta de que esta tradición no tiene sentido y que no le aporta nada económicamente. Es una oportunidad para trasladar al interior el mensaje de Adiós a las armas.
P. ¿Es posible una reconversión de estas fábricas?
R. Sólo hace falta la voluntad y el apoyo de las instituciones. Además, no son tantos puestos de trabajo, mientras que la repercusión internacional es terrible. Eso sí, la campaña no persigue que se cierren las fábricas, sino que se respeten las leyes, que haya transparencia y que, como responsables de tragedias en muchos países, participen en su recuperación.
P. Incluyen también las escopetas de caza.
R. No queremos demonizar estas armas, pero hay que tener en cuenta que hay muchos países donde se utilizan las escopetas vascas en conflictos militares.
P. ¿Está satisfecho con la reacción de los partidos?
R. Sí. Excepto el PP, el resto ha respaldado nuestra propuesta.
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