GENTE

Óscar Tusquets fue el único arquitecto entre los ponentes y público que asistieron el miércoles a una sesión sobre ingeniería colectiva, organizada por la Residencia de Estudiantes y la Fundación Esteyco. El acto se celebró en un salón de actos calificado de "fascista" por Tusquets -en uno de los edificios del CSIC madrileño de posguerra-, pero salvado por el diseñador por no ser el habitual multiusos. Desde la mesa se ofrecía "un conjunto deslumbrante de imágenes ingenieriles" de diversos campos y conocer el secreto que se esconde en el pico de una tetera. Tusquets, diseñador de un juego de té para Alesis, jugó con la función y la estética de una tetera con asa y pico y desveló que las únicas que no gotean son las que tienen el pico muy afilado. Por la misma pantalla pasaron las formas de la ingeniería, comentadas por sus creadores, como los buques de Jaime Torroja y las plataformas marinas de José Manuel Roesset. El auditorio celebró con carcajadas el buen humor de José Luis Manzanares al presentar el retrete como la obra cumbre de la ingeniería hidráulica del siglo XIX, y de Clemente Sáenz Ridruejo ante la huella del hombre en la naturaleza. Javier Rui-Wamba se acordó de las máquinas de vapor con ruedas y vías antes de las peticiones del AVE; Juan José Martínez enseñó la belleza de los planeadores, que es capaz de pilotarlos, mientras que para José Luis Díaz Fernández es "sobrecogedor" la vista nocturna de una planta petroquímica.-