La Comisión Europea prohíbe la fusión de las empresas suecas Volvo y Scania
La Comisión Europea ha prohibido la absorción de la compañía sueca Scania por Volvo, su principal rival nacional, por entender que la fusión supondría un claro caso de posición dominante especialmente en el mercado escandinavo en el sector de autobuses y camiones. La decisión, adoptada por unanimidad, fue anunciada ayer en Estrasburgo por el comisario de Competencia, Mario Monti. En cambio, sí autorizó, con ciertas condiciones, la concentración de las productoras de aluminio, la canadiense Alcan y la suiza Alusuisse.
La prohibición de la operación entre Volvo y Scania, explicó el comisario Monti en conferencia de prensa, es consecuencia de un estudio comunitario sobre los mercados de camiones, autobuses urbanos, interurbanos y autocares de turismo. El proyecto de fusión suscitó reservas desde el primer momento en Bruselas.Volvo había presentado el pasado 21 de febrero una serie de compromisos que los expertos comunitarios juzgaron insuficientes y remitió nuevas propuestas el 7 de marzo, que no fueron siquiera estudiadas, por llegar fuera de plazo. Monti dijo que el Gobierno sueco está de acuerdo con la decisión comunitaria.
Las propuestas correctoras planteadas por Volvo fueron juzgadas, en cualquier caso, por los expertos comunitarios como muy insuficientes para resolver los problemas de competencia que originaba la concentración y que significaban una cuota de mercado muy alta, según explicó ayer Monti.
La fusión hubiera significado la creación de casos graves de posición dominante en el mercado de camiones en Suecia, Noruega, Finlandia e Irlanda; en el de autocares de turismo en Finlandia y el Reino Unido; en el de autobuses interurbanos en Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia ,y, por último, en el de autobuses urbanos en Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia e Irlanda.
La cuota de mercado acumulada por Volvo y Scania es muy elevada sobre cada uno de esos mercados, puesto que oscila entre aproximadamente el 90% (en el mercado sueco, de camiones, y en el finlandés e irlandés, de autobuses urbanos) y alrededor del 50% (en el caso del mercado británico de autocares y en el irlandés para camiones).
El nuevo plan que remitió Volvo a Bruselas el pasado 21 de febrero proponía, entre otros compromisos, la apertura de redes de concesionarios y servicios posventa de Volvo y Scania en Suecia, Finlandia, Dinamarca y Noruega, así como de la red de Volvo en Irlanda. Asimismo, la cesión de tres plantas para la fabricación de carrocerías para autobuses y autocares en Dinamarca y Suecia. Bruselas estimó todavía insuficientes esas sugerencias.
Monti adelantó ayer en Estrasburgo que la complejidad y el tamaño de las operaciones de fusión que se están realizando en la UE han llevado a los expertos comunitarios a preparar un estudio más profundo sobre casos de posición dominante, recursos, plazos y soluciones. El comisario reiteró su respaldo a operaciones de fusión que vayan en línea con la libertad de mercado y la protección del consumidor.
Fusión en aluminio
Por otra parte, la Comisión decidió también ayer la operación de concentración bajo reservas contemplada por las firmas de aluminio Alcan y Alusuisse después de haber considerado suficientes los compromisos propuestos por ambas compañías para resolver los problemas de competencia que suponía la operación.
Los expertos estimaron inicialmente que la operación suponía la creación de una posición dominante sobre un cierto número de mercados, especialmente en el de hidratos de aluminio, placas litográficas y recipientes semirrígidos de aluminio.
Las partes anunciaron a Bruselas su intención de desprenderse de una planta en Martinswerk (Alemania), de otra en Bridgenorth (Reino Unido) y de las actividades de fabricación de contenedores de aluminio semirrígido. Estos compromisos fueron considerados por la Comisión Europea suficientes para dar su aprobación a la operación, como confirmó el comisario Monti. Paralelamente, Alcan anunció ayer que abandona los planes de adquirir la francesa Pechiney, una operación que la Comisión Europea tenía ya intención de no autorizar, ya que las desinversiones propuestas por Alcan no habrían sido suficientes para despejar sus dudas.
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