¿Cómo están ustedeeess?

Y Aznar vino a Valencia. Y se fue directamente a encontrarse con sus fieles seguidores que abarrotaban el coso de la calle Xàtiva acompañado de los máximos representantes del PP en esta comunidad de vecinos. Todos ellos encabezados por el valencianísimo Federico Trillo, natural de Cartagena, dada su condición de presidente del Congreso y, por tanto, de las Cortes Españolas, que se presenta -¡una vez más!- como candidato al Congreso por la provincia de Alicante. Seguramente es que entre la nómina de populares alicantina el PP no ha encontrado un aborígen lo suficientemente adecuado para defender los intereses de la querida provincia hermana. "Siempre nos quedará París", dice al final de la película Casablanca uno de sus protagonistas. "Siempre nos quedará Cartagena", se han dicho, seguramente, los populares de Alicante. Claro que uno, puesto a elegir, habría preferido que por Alicante, si es que tenían que echar mano de Cartagena por falta de material indígena, los populares hubiesen elegido a mi buen amigo Antonio Cáceres, diputado que fue en la pasada legislatura y con quien compartí muchas veces mesa y mantel en el restaurante del Congreso. Ya que ahora lo han descolgado de la lista por Murcia, y si hay que echar mano de Cartagena para la lista de Alicante, uno hubiese preferido al amigo Cáceres para poder hablar con él de los problemas de esta tierra a la hora del almuerzo. ¡Qué le vamos a hacer! ¡Otra vez será!El caso, como decía al principio, es que Aznar vino a Valencia. Y se fue a la plaza de toros a reunirse con sus fervorosos devotos. ¡Y devotas! Aznar es persona educada, como es público y notorio. Y lo primero que hizo fue agradecer a la concurrencia que le hubiesen "invitado" a visitar Valencia. "¡Valencia te quiere porque la quieres!", había proclamado la alcaldesa, Rita Barberà. Aznar se encontraba como pez en el agua. Y no es que a Aznar le quiera Valencia porque él la quiere, como dijo la señora alcaldesa. Es que, además, Aznar conoce perfectamente a su grey valenciana y sabe cómo enfervorizarla. Inició su discurso y, de vez en cuando, hacía una pausa y se dirigía a la concurrencia con preguntas como éstas: "¿Queréis volver a la España donde las autovías se prometían y nunca se terminaban?". "¡Noooooo!", respondía desde el tendido el vecindario. "¿Queréis volver a la etapa de la corrupción?". "¡Noooo!", volvía a repetir entusiasmada la militancia. "¿Queréis volver a la España de Roldán y Filesa?". "¡Nooooo!", atronaba el graderío.

Seguí por Internet el acontecimiento. Y cada vez que Aznar se dirigía al respetable con ese tipo de preguntas, sabiendo cuál iba a ser la entusiasta respuesta, me acordaba de aquel programa infantil de televisión en que aparecía el cómico y para hacer reír a los niños les preguntaba: "¿Cómo están ustedeeess...?". "Bieeeeen", respondía la chiquillería. Fue una lástima que Aznar no empezase su intervención con un saludo semejante: "¿Cómo están ustedeees...?". Porque un grupo de sus entusiastas seguidores ya traían la respuesta escrita en una gran pancarta: "Aznar, estamos contigo. Tenemos trabajo, pan, vino, jamón y a la Tocino". ¿No es maravilloso? Cada día me siento más orgulloso de ser valenciano. Y de que Aznar nos quiera tanto como se quiere a los niños.