80 jóvenes atacan a rumanos en San Blas tras ser agredido un chico
Alrededor de 80 jóvenes se echaron anoche a las calles de San Blas para vengar la paliza que supuestamente propinó un grupo de rumanos, el pasado miércoles, a Víctor López, un vecino de 16 años que está en el hospital Ramón y Cajal. Al filo de la pasada madrugada, una unidad antidisturbios vigilaba aún la zona para evitar incidentes.Los muchachos, algunos de ellos con palos, recorrieron el barrio en busca de los agresores. Llegaron a rodear el coche de un rumano, que escapó con un acelerón. Al no encontrar a ninguno, los jóvenes volcaron y apedrearon un vehículo.
La policía detuvo a cuatro jóvenes por los incidentes de San Blas
La intervención inmediata de los agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Municipal evitó que los jóvenes siguieran destrozando algunos de los coches que utilizan los rumanos para dormir en la calle de la Esfinge. Los agentes de San Blas detuvieron a cuatro de los jóvenes alborotadores cuando dañaban en la calle de Canal del Bósforo un Ford Sierra de color blanco propiedad de un grupo de rumanos. "Uno de los policías nos ha apuntado con la pistola", denunció un chico. "Esto no va a acabar aquí", dijo otro de los adolescentes. "No vamos a consentir que nos roben, nos peguen y acaben con nuestro barrio", aseguró Aníbal, de 17 años. Ánoche, a las 23.30, todavía se reunían en las calles de Canillejas unos treinta chicos que anunciaron más movilizaciones "en pos de la paz del barrio".Los adultos reconocieron que los rumanos han deteriorado la zona "porque no tienen para sobrevivir y se dedican a robar, a vivir de los hurtos en coches y tiendas y a pedir". "Todo ha empeorado desde hace un año; primero vinieron ocho o diez familias, de las que una sola daba problemas. Pero llegaron más y más, y se han adueñado del barrio sin que la policía y la junta municipal tomaran cartas en el asunto, pese a las denuncias que les hemos hecho", relató Elvira, una vecina.
Los rumanos acusados de alterar la convivencia de Canillejas viven en pisos de alquiler, aunque hay algunas familias que utilizan furgonetas para dormir. Los vecinos de Canillejas mantienen que no se trata de un brote de xenofobia ni de racismo. "Aquí está en juego nuestra tranquilidad. ¿Qué pasa, que no vamos a poder ni salir de casa? Lo que le han hecho a ese chico es el colmo, y, si nosotros no lo frenamos, nadie lo va a hacer", decía ayer un vecino.
Los hermanos de Víctor, el joven agredido por los rumanos, dijeron anoche que padece un grave traumatismo y numerosas contusiones. "Sé que la paliza a Víctor ha sido el detonante de la movilizacion, pero no hay otra opción, porque le pegaron sin más", sentenció su hermano.
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