La diputada señora Atienza AGUSTÍ FANCELLI
¿Dijo alguien que el mercado ya no es más que un concepto del liberalismo? Si lo dijo, mintió. En este país aún hay mercados con olores a frutas, verduras, pescados y carnes. Lo que pasa es que estos mercados no salen por Internet, pero haberlos, los hay. El de Sant Andreu, próximo a la plaza de Orfila, es uno de ellos. Por allí se paseaba ayer por la mañana el candidato Xavier Trias, acompañado por la consejera de Justicia, Núria de Gispert. Lo de siempre: reparto de claveles, el día 12 no se olvide de ir a votar, señora, que necesitamos que usted nos ayude, ustedes los políticos sólo se dejan ver por aquí cada cuatro años, "està millor en directe que per la televisió", etcétera. Lo cierto es que participar en una campaña electoral imprime carácter. A Trias se le ve suelto, ocurrente, simpático. No desmerece a su lado la señora De Gispert. De uno y de otro dirías que hace años que no pisan un mercado, pero ambos se mueven francamente bien, como movidos por una fuerza superior. Incluso parece que se interesan sinceramente por el gran tema de este mercado, que es el aparcamiento: no hay agujero donde meter el coche y las grandes superficies llevan las de ganar en este asunto. ¿Cómo decirles que ése es un tema municipal que difícilmente puede dirimirse en la carrera de San Jerónimo? No importa. La gente entiende las elecciones, cualquier convocatoria de elecciones, desde la proximidad, como algo que debe por fin resolverle sus problemas de toda la vida. Lleva razón Maragall en eso, la política de proximidad es lo que de verdad mueve voluntades, el resto la gente lo intuye como envuelto en nebulosa...Este paté de campaña se acabaría aquí de no ser porque la comitiva convergente-unionista, finalizada la ronda por el mercado, se reunía poco después con gente del comercio en el altillo del bar Aparicio. Y allí, uno, por casualidad, tenía ocasión de conocer a la diputada María José Atienza. La señora Atienza ha ejercido de diputada durante el último medio año. Ahora va de número doce por la lista de Barcelona, lo cual le concede pocas probabilidades de salir elegida. La señora Atienza, de 55 años, nació en Cádiz y reside en Badalona. Su vida ha estado ligada a los destinos del padre, comandante de la Guardia Civil: Marruecos hasta los 11 años, posteriormente Sanlúcar de Barrameda, y por fin Capellades, a partir de 1958. Decía el padre de la señora Atienza, ciertamente atípico como número de la Guardia Civil, que en Cataluña se respiraba una libertad especial, y alguna razón debía de llevar desde el momento que su hija, desde el cristianismo de base, se puso a militar en el PSUC. Salió de ahí asqueada por disensiones internas. Profesionalmente se hizo asistenta social de prisiones y por oposición ingresó en el Departamento de Justicia. Fue el flechazo con De Gispert: desde hace nueve años milita en Unió. Impulsa en Badalona diversas fundaciones: de ayuda a la mujer magrebí, a ex reclusos, a hispanoamericanos. Igual no sale elegida, pero no parece importarle en exceso: seguirá trabajando en temas sociales desde otros lugares. A veces viene bien conocer a gente como la señora Atienza para librarse de un exceso de escepticismo.
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