"Tengo una espinita clavada con Sevilla"
A Remedios Amaya le ha costado trabajo hacerse con las riendas de su carrera, pero lo ha conseguido. La cantaora sevillana, que en realidad se llama María Dolores, acaba de grabar un nuevo disco, Gitana soy, el que hace seis en su carrera y el primero en el que ella ha seleccionado todos los temas, sin imposiciones de nadie. En el compacto colaboran los mejores nombres del flamenco. Desde Juan Carmona (Ketama), que se encarga de la producción; hasta el mismísimo Paco de Lucía, que toca una bulería. Remedios Amaya vendió 150.000 copias de su anterior disco, Me voy contigo, y con Gitana soy se ha propuesto batir su propio récord.Pregunta. ¿Por qué asegura usted que este disco es más suyo que cualquiera de los anteriores?
Respuesta. Porque con los anteriores se había forzado un poco la cosa para meter temas más comerciales y a mí lo que más me gusta del mundo es cantar flamenco.
P. Si es la primera vez que puede cantar lo que quiere, se habrán quedado muchos temas fuera.
R. Hay bastantes cositas, sobre todo tangos y bulerías, pero también me he atrevido con un taranto. Yo estaba para hacer una soleá, pero no encontré la letra adecuada y no la hemos metido. La soleá tiene que ser muy flamenca, muy bonita y muy sencilla. Me he quedado con las ganas.
P. ¿No se ha atrevido a escribirla usted misma?
R. La soleá no, pero hay otras cositas que son mías. Sabes que te quiero, un tanguito, y una bulería que se llama Por ahí viene mi comare.
P. ¿Qué siente cuando la llaman la Camarona?
R. Yo no me considero heredera del Camarón. ¡Qué más quisiera yo! Pero en el público no manda nadie. El público es el que tiene la voz y se oye por encima de la del artista y si el público dice que yo soy la heredera del Camarón en mujer, ellos sabrán. Yo a Camarón lo respeto mucho, fue lo más grande que hemos tenido y tendremos en el flamenco por los siglos de los siglos.
P. Cuando actuó por última vez en Sevilla, en la Bienal de Flamenco de 1998, tuvo muy malas críticas, ¿qué le ocurrió?
R. Estuve mal porque los nervios se me agarraron a la garganta y me quedé ronquita. Lloré de pena, quería cantar y no podía. Es verdad que había hecho muchos conciertos antes, pero venía bien de voz. Cuando terminé me encerré en el camerino y me hinché de llorar. Tengo una espinita clavada con Sevilla y me la quiero quitar.
P. ¿Cree usted que el flamenco ocupa por fin el lugar que se merece?
R. Todavía no. Hoy se están haciendo cosas importantísimas en el flamenco, como por ejemplo el disco tan bonito que ha sacado Manuel Molina, pero hay que promocionarlo más. Siempre ha estao tan olvidado que ahora todo lo que se haga es poco porque el flamenco es muy grandioso.
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