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Escenas del mundo espiritual

El décimo Festival de Arte Sacro ofrece una amplia muestra de música, danza y teatro religioso

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De los cantos de Georgia a los bailes sagrados del Tíbet

Teatro clásico religioso, ritos, música y danzas espirituales. De todo ello se puede disfrutar durante esta cuaresma en la décima edición del Festival de Arte Sacro, que organiza la Comunidad de Madrid. Se trata, como cada año, de llevar el mundo espiritual a escena en iglesias, catedrales, capillas y espacios considerados como patrimonio cultural.Desde mañana, y hasta el próximo 15 de abril, se representarán 30 espectáculos en la capital y en 18 municipios de la región: 20 de música, seis de teatro y cuatro de danza. "Una oferta muy cuidada, con un contenido místico trascendental muy especial", dijo María Teresa Murga, asesora del festival, durante la presentación ante la prensa.

"El décimo aniversario hacemos una apuesta un poco más fuerte, es una apuesta de cumpleaños", aseguraba Manuel Aguilar, director general de Promoción Cultural. Prueba de ello es que este año el festival ha pasado de 15 a 35 días de duración, y el presupuesto, de 57 a 70 millones de pesetas.

La muestra gira en torno a tres ciclos fundamentales: el de música vocal española Juan Hidalgo de Polanco, el de teatro sacro y el de ritos y música espirituales. Este año se harán homenajes especiales a personajes como Johann Sebastian Bach, Pedro Calderón de la Barca, Santo Domingo de Silos y el emperador CarlosV. A todos ellos se dedicarán programas monográficos.

El mundo espiritual y religioso de otras regiones, sus credos, propuestas musicales y coreográficas, también estarán presentes en el festival. En estreno se presentarán en Madrid los cantos siriacos de las iglesias cristianas de Mesopotamia, los cantos y danzas de la liturgia de la Iglesia ortodoxa etíope, los cantos sacros de Georgia, los cantos religiosos tradicionales de Córcega, la danza de los tlacololeros de Michoacán (México) y las danzas tradicionales del Tíbet. Dentro de estos estrenos, María Teresa Murga destacó la actuación en España de los monjes de la Iglesia ortodoxa Tewahido, de Etiopía. "Era una pequeña obsesión que teníamos, y al final lo conseguimos", declaró la asesora del festival. Para traer a los monjes, según María Teresa Murga, fue necesario superar una "enorme dificultad en términos burocráticos". "El encuentro de los monjes con una civilización como la nuestra supone un choque muy fuerte. Hasta hemos tenido que contratar a una cocinera etíope para garantizarles que van a comer bien", contó Elena Delgado, del Museo de América.

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Como atractivo especial, los organizadores también destacaron la actuación de los monjes del monasterio tibetano de Sera Jey (India). Y, además, la presencia, por primera vez, de un grupo mexicano, los tlacoloreros de Michoacán, que ejecutarán una danza de origen prehispánico perteneciente a la tribu náhualt. Los danzantes se colocan grandes sombreros cubiertos de flores y se tapan la cara con máscaras pintadas de negro, sobre las que dibujan cejas, pestañas y bigotes de color dorado. Esta danza fue utilizada por los evangelizadores españoles para introducir a los indígenas en las creencias cristianas. Sin embargo, ellos, dice Elena Delgado, "siguen creyendo que se trata de algo absolutamente autóctono. No creen que tenga influencia española".

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