Asesinados en Málaga el dueño de un bar de copas y su ex novia
Eduardo Bermúdez, de 43 años, y su exnovia, Susana Segalerva, de 31, fueron asesinados ayer en Málaga con una diferencia de tiempo de 15 minutos. Eduardo, propietario de un bar de copas, recibió varios navajazos en su casa y luego fue acribillado a balazos cuando intentaba escapar. Eran casi las cinco y cuarto de la mañana. Un cuarto de hora después, a un kilómetro del lugar del crimen, los vecinos de Susana oyeron un disparo que acabó con la vida de la chica. Varias personas, posiblemente dos, acompañaron a Eduardo a su casa cuando éste cerró el pub La Casa, de su propiedad, sobre las dos y media de la madrugada de ayer. Una vez en la vivienda, según fuentes de la investigación, estuvieron tomando copas. En algún momento llegó el desacuerdo y uno de los invitados asestó cuatro o cinco machetazos a Eduardo y varios disparos que no le causaron la muerte. Después, cuando éste intentó huir y había recorrido 65 metros, sus perseguidores le volvieron a disparar hasta matarlo. En ese lugar encontró la policía el cadáver de Eduardo con cuatro impactos de bala y numerosas puñaladas.
Apenas 15 minutos después y a diez minutos de allí, sobre las cinco y media de la mañana, un vecino oyó un "ruido seco" en el piso 2º D del 125 de la calle del Pintor Sorolla. Ese ruido resultó ser el disparo que acabó con la vida de Susana. Según fuentes de la investigación, Susana y Eduardo tenían un hijo de algo más de un año que vivía con su madre.
Eduardo Bermúdez vivía desde hacía dos años en un edificio de apartamentos del número 38 del paseo de la Sierra, en la urbanización malagueña Cerrado de Calderón. Allí, en el apartamento número 25, la Policía Científica y la de Homicidios pasaron la mañana haciendo fotos y buscando todo tipo de huellas dactilares e indicios. A las nueve de la mañana, el juez permitió el traslado del cadáver al cementerio para que se le practicara la autopsia.
Posible ajuste de cuentas
Precisamente anteayer, el Ford Mondeo de Eduardo había aparecido con la pintada de "camello" y los vecinos lo vieron afanarse en borrarla. La policía investiga como móvil del delito un ajuste de cuentas por asuntos de drogas. Agentes del grupo de Homicidios indicaron que Eduardo y Susana eran consumidores de cocaína, informa Europa Press.
Mientras la policía investigaba la primera muerte, la madre de Susana se preocupó porque su hija no había llamado, como cada mañana, para cuidar a su nieto. La madre llamó entonces a una vecina que tenía llave de la casa; cuando ésta entró, encontró el cadáver de Susana en un gran charco de sangre. Sobre las dos de la tarde, la policía entraba en el piso del 125 de la calle del Pintor Sorolla.
Según fuentes del caso, Susana recibió el balazo siete u ocho horas antes de llegar los detectives, lo que coincide con el momento en el que el vecino escuchó el ruido. A las 17.00, el juez ordenó el levantamiento del cadáver. El niño fue recogido por la policía, según indicaron los vecinos.
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