Consejeras en campaña

Es habitual que los políticos sufran un proceso de metamorfosis durante la campaña electoral, cambiando las explicaciones pausadas por la demagogia y la lógica por la extravagancia. Los consejeros de la Junta no son inmunes a esta alteración temporal que afecta a los dirigentes de todas las formaciones cada cuatro años, incluso para aquellos que nunca habían participado como mitineros. Son los casos de las consejeras de Economía y Hacienda, Magdalena Álvarez, y de Cultura, Carmen Calvo, cuya transformación les ha llevado a aparcar el tratamiento de presidente a Manuel Chaves por el más coloquial de "tío".Calvo actuó la noche del sábado en Puente Genil (Córdoba) de telonera de Chaves ante un público entregado. Su condición de independiente, de la que suele presumir, no se notó en ningún momento. Más bien parecía una política con varios trienios de militancia, a la que no le importó elogiar en los siguientes términos la decisión del candidato a la Junta de nombrar un gobierno paritario: "Yo como feminista estaba esperando que un tío se tomara en serio eso". De la boca de Calvo salió la crítica más chabacana que se ha escuchado en lo que va de campaña sobre la aspirante del PP, Teófila Martínez: "Por cierto ¿por qué repite tanto que es mujer? Yo no tengo que repetirlo, ¿a qué se me nota?", frase que acompañó con movimientos de cadera.

La transformación de Magdalena Álvarez es distinta. Es capaz de explicar en qué consiste la paridad en los mismos términos domésticos que emplea cuando desentraña la reivindicación del censo ("consiste en que su hija no existe") y ayer en un acto en Torremolinos (Málaga) aseguró que la igualdad no es otra cosa que hombres y mujeres "entren juntos en la cocina". También se ríe de sus propias exageraciones, como la de ayer a costa de la foto de Teófila Martínez: "Qué falta de dignidad, ponerla en lo alto de una caja de coca-cola: ¡Eso es lo que quieren hacer con las mujeres: subirnos en cajas de coca-cola!".