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Entrevista:Jordi SevillaCandidato del PSOE por Castellón

"Sólo un tonto como Aznar puede decir que la economía va bien gracias al PP"

Miquel Alberola

"El PP no se quiere dar cuenta de que la gente no sólo vota con el estómago, sino con el corazón y la cabeza: por eso no despega ese partido con todo a favor" "Nos ofrecieron la España de las oportunidades y nos han dejado la de los oportunistas que se han aprovechado de las privatizaciones"

Ecomista vinculado al núcleo más neurálgico del PSOE, ha ocupado diversos cargos en La Moncloa y en los ministerios de Agricultura y Economía. Ahora lidia en primera línea electoral en Castellón a instancias de Joaquín Almunia. Pregunta. ¿Es la primera vez que está en la primera línea electoral?

Respuesta. Sí, es una sensación extraña, porque llevo 20 años en la segunda línea o en la tercera. Es como si hubiese estado en un teatro entre bambalinas mucho tiempo aprendiendo la obra y de repente tuviese que salir a representarla.

P. A usted lo puso Joaquín Almunia una vez confeccionadas las listas. ¿Le sorprendió tanto como a sus compañeros de Castellón?

R. Yo ya sabía que Almunia tenía interés en que fuese diputado: he formado parte de su equipo económico, he estado colaborando con el grupo parlamentario, he participado en el programa... Tenía la certeza de él quería que fuese diputado, pero no esperaba encabezar una lista. Cuando me lo ofreció, aunque no era mi intención inicial, le dije que sí.

P. ¿Es militante?

R. Si por militar se entiende tener el carné, lo soy desde hace muy poco: dos años. Pero desde 1983 soy un hombre de la órbita del PSOE.

P. ¿Es cierto que ve factible lograr el tercer escaño por Castellón?

R. Tenía la sensación de que era factible nada más llegar, pero ahora, tras el acuerdo con Izquierda Unida (IU), creo que es mucho más posible.

P. Castellón es un feudo del PP.

R. Sólo en las últimas dos legislaturas. De 1982 a 1993, era al revés. En 1996 el PP sacó 20.000 votos más que el PSOE, mientras que IU sacó 22.000. Ya sé que no se trata de hacer la suma matemática, pero entre la movilización de la abstención de izquierda y la sensación que puedan tener los votantes de materializar en escaños lo que es real en votos, la posibilidad es bastante factible.

P. ¿La eliminación del IAE ha sido un golpe bajo al PSOE?

R. No, ha sido un punto más de las rebajas electorales del PP, que está diciendo que sí a todos los sectores con los que se reúne sin tener en cuenta la coherencia entre las distintas concesiones que está haciendo. Han tenido cuatro años para ello y no lo han hecho, incluso en 1997 hubo un acuerdo en el Parlamento para revisar el IAE y tampoco lo hicieron. La credibilidad de una promesa como ésta, en unos momentos en que la posibilidad que tienen de ganar es menor, es baja. Me preocupa esta propuesta porque también afecta a la autonomía de los ayuntamientos, no ya a solamente a su financiación, porque eso se puede resolver a través de otros instrumentos, sino la capacidad de los ayuntamientos de utilizar el IAE como modo de hacer política.

P. ¿A qué responde esta situación de saldo estatal?

R. Los del PP están muy nerviosos. No acaban de entender por qué, en una situación económica que, aunque con puntos débiles, ellos valoran de modo muy positivo, no tienen un resultado electoral más favorable. No se quieren dar cuenta de que la gente no solamente vota con el estómago, sino también con el corazón y la cabeza. La definición ideológica mayoritaria de los españoles es el centro izquierda, mientras que el talante y las actitudes del PP son los de la derecha de toda la vida. La gente, pese a valorar que las cosas no han ido económicamente mal, no se acaba de fiar. Eso, agudizado por el acuerdo entre el PSOE e IU, les lleva a una huida hacia delante.

P. ¿La economía va bien desde que llegó el PP?

R. Eso sólo lo puede decir un tonto como Aznar. En la primera parte de la última legislatura socialista, entre el 92 y el 93, hubo una crisis muy grave y en 1994 empezó la recuperación, antes de llegar ellos. El PP se aprovecha de las políticas económicas que había puesto en marcha Pedro Solbes y luego se sube a un ciclo económico que tiene lugar en todo el mundo.

P. ¿Qué ha hecho el PP con la economía?

R. Ha desaprovechado ocasiones. Nos ofrecieron la España de las oportunidades y nos han dejado la España de los oportunistas, de los que se han aprovechado de las privatizaciones que ellos han hecho para ganar mucho dinero al calor del poder. Nunca en la historia de la democracia ha habido tanta diferencia entre lo que se podía y lo que se debía hacer para aprovechar la situación y lo que el PP ha hecho. Tanto desde el punto de vista del reparto económico como de hacer las políticas que alargaran ese ciclo de crecimiento. En estos momentos la productividad de la economía española es la más baja de Europa.

P. ¿Qué proyectos singulares, al margen de los genéricos, piensa defender para Castellón?

R. Castellón tiene tres problemas específicos que hay que abordar. Por una parte, el de las infraestructuras. Hace cuatro años que no se hacen inversiones y cuatro años en que el propio crecimiento económico las hace más necesarias aún. También está el problema del agua. Es chocante que el PP diga que ahora aprobará el Plan Hidrológico cuando no ha sido capaz de hacerlo en cuatro años. Y luego está el plan integral contra la reversión de la costa, porque en Castellón hay un problema muy grave en este sentido y no se ha hecho nada en estos cuatro años.

P. El candidato del PP Juan Costa ha dicho, en clara referencia a usted, que prefiere un castellonense en Madrid que un valenciano en Castellón.

R. Es una más de las chorradas que dice Costa. Es cierto que no he nacido en Castellón, pero en cinco semanas me he recorrido más la provincia que él en toda su vida. No es problema de nacimiento sino de voluntad e interés en implicarse en la defensa de los castellonenses en el Estado. En eso él tiene muy pocas lecciones que dar.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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