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Entrevista:JOSÉ ÁNGEL EZCURRAPERIODISTA

''Triunfo' cumplió su cometido cuando dejó de ser necesaria"

Estuvo casi cuatro décadas al frente de la revista Triunfo (1946-1982) que fue una publicación de cine antes de convertirse, a partir de 1962, en semanario de cabecera de muchos españoles que buscaban información política y cultural al margen de la que ofrecía el franquismo. José Ángel Ezcurra (Orihuela, Alicante, 1921), el director de la revista que enseñó a miles de ciudadanos a ser demócratas, inauguró la semana pasada, en la Casa de Murillo de Sevilla, la exposición Homenaje a Triunfo con una mesa redonda a la que asistieron antiguos colaboradores (Vázquez Montalbán, Haro Tecglen, Víctor Márquez Reviriego, Antonio Ramos Espejo).Pregunta. ¿Cómo explicaría el papel que jugó Triunfo en la transición?

Respuesta. Muchos pensamos que la transición empieza antes de la muerte de Franco y no está hecha del todo. Triunfo contribuyó a la reconstrucción de la memoria histórica. La cultura progresista de la España de los años 60 y 70 se puede rastrear en la revista, que era obra de un equipo. Fue una de las pocas publicaciones, junto a Cuadernos para el diálogo que apostábamos por hablar de las libertades y de la conveniencia de superar el trauma de la guerra civil y de la posguerra.

P. ¿Cómo evitaban la censura?

R. Como podíamos. Sin ser maestros de nada, pretendíamos hacer llegar el mensaje al lector a través de perífrasis, circunloquios y guiños, como la portada de luto con la palabra Chile. Todo el mundo lo entendió. No hablábamos directamente de política nacional para evitar la censura, hacíamos una traslación en el espacio, a la política internacional. Castilla del Pino ha dicho que los mensajes de Triunfo los tenía que descodificar el lector, que era su cómplice.

P. ¿Por qué cerró?

R. La revista cumplió su cometido cuando dejó de ser necesaria. Hubo suspensiones y tropezones con el poder. La ley del mercado y el descenso de ventas obligaron a su cierre. Los españoles no necesitaban la voz solitaria que durante mucho tiempo fue.

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P. Fue la seña de identidad de una generación comprometida con la democracia. ¿Qué ha quedado?

R. Muchos de los grandes periodistas e intelectuales de hoy trabajaron o leyeron Triunfo y muchos profesores universitarios que entonces eran estudiantes la adoptaron como revista de cabecera porque encontraron en ella un complemento indispensable como universidad paralela. Queda el recuerdo.

P. ¿Sería posible ahora una publicación similar?

R. Las circunstancias son totalmente diferentes. Estamos en una democracia con una de las cotas de libertad más altas de Europa. Es difícil trasladar aquel entonces, se dirigía a lectores que no tenían posibilidad de encontrar en otro sitio lo que se decía en Triunfo.

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