El obispo Uriarte defiende el papel de la Iglesia en el proceso de paz

El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, confirmó ayer que la colaboración de la Iglesia del País Vasco en las tareas de pacificación de Euskadi es histórica y data desde "principios de los años setenta". El que ha sido único mediador en la secuencia de mensajes escritos y contactos mantenidos entre el Gobierno de José María Aznar y ETA, que culminó en una entrevista entre ambas partes durante la tregua ahora rota, se reafirmó ayer en que "la paz es posible" y la vía para alcanzarla "es el diálogo".

"La colaboración de la Iglesia ha sido a veces requerida y otras ofreciéndose discretamente, pero aunque el ofrecimiento fuera de un eclesiástico la Iglesia ha estado siempre detrás", fue la explicación que dio el sucesor de José María Setién en la primera y multitudinaria rueda de prensa que ofreció ayer en San Sebastián tras su toma de posesión del Obispado donostiarra el pasado domingo. "Y me entenderéis que no comente más este tema", atajó las preguntas de los informadores.Lo único que apuntó además fue: "Me sentiré muy feliz si durante mi ministerio entre vosotros puedo hablar y entenderme con todos, contribuir a su acercamiento y hacer avanzar, siquiera un paso, la causa de la paz".

El prelado se mostró convencido de que "la paz es posible" y reconoció que la Iglesia "no es una oficina técnica para diseñar una estrategia de paz, sino que aporta el espíritu", pero avanzó ciertas líneas. Por ejemplo: "Orar, tener paciencia, crear un clima de paz, animar el diálogo, abogar por el perdón, defender los derechos humanos fundamentales como el derecho a la vida, y promover que se trate de crear un clima en el que se armonicen los derechos individuales y colectivos".

El obispo de San Sebastián solicitó a los medios de comunicación que miren sus declaraciones con una "lupa cariñosa" porque es consciente de que se debe a una "sociedad plural que está surcada por el conflicto" y que se le ayude en su "misión de reconciliación".

Setién, "testigo valiente"

Uriarte tuvo palabras de reconocimiento para su predecesor y destacó el elogio que Antonio María Rouco Varela, el presidente de la Conferencia Episcopal, tuvo en la despedida de aquél al afirmar, en nombre de la Iglesia, que había sido "un testigo valiente del Evangelio". Uriarte añadió que compartía los objetivos de Setién, pero que no iba a ser "un obispo clonado". "El obispo Setién decía hace bien poco que trabajar al servicio de la reconciliación y de la pacificación es hoy una de las manifestaciones más claras de una fe cristiana coherente. Hago mía, con pelos y señales, esta misma convicción", dijo.

El prelado defendió también a su antecesor de las críticas que se le han hecho y recalcó que "nadie que haya leído" los escritos de Setién puede decir que no ha condenado la violencia terrorista. A renglón seguido, opinó que fue "absolutamente descontextualizada" una de las últimas intervenciones públicas de Setién, cuando dijo que la paz tenía un precio.

El nuevo titular de la diócesis de San Sebastián dijo tener sus "puertas" y su "corazón" abiertos tanto a las víctimas del terrorismo como a los familiares de presos etarras para hacer "cuanto pueda hacer un obispo, porque en el tema de la acogida, la proximidad y la misericordia, el Evangelio no pone techo: siempre pide más". Extendió su invitación a "todos los grupos" con preocupaciones. "Estaré deseoso de escucharlos, de sintonizar con ese dolor y de ofrecer el servicio", concluyó.

Respecto a la división política y social que reflejó la manifestación del pasado sábado en Vitoria, quiso ser "optimista" y destacar el "mínimo común denominador" que representa que "todos estaban a favor de la paz y en contra de la muerte violenta de dos personas".