_
_
_
_
Tribuna:Elecciones 2000. PATÉ DE CAMPAÑA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los papeles AGUSTÍ FANCELLI

Si usted se encuentra un día, a las 17.30 horas, en un lugar en el que hay un moderador, cinco invitados y una treintena de personas de público y el moderador dice "bona nit" y los cinco invitados le contestan "bona nit" sin que el público se eche a correr, usted, amigo mío, es que está en la tele. A partir de esa primera mentira, puede decidir creerse cuanto va a seguir o no. Yo le aconsejo la vía de en medio: pensar que esos tipos se reparten unos papeles que van a interpretar para usted, al margen de si se los creen mucho o poco. Veamos qué clase de papeles son. El del moderador es un papel especial que pasa por un artefacto llamado telepronter: ahí tiene apuntados los temas del debate y los tiempos que otorgará a los invitados.Más allá de ese papel, su función consistirá en cortarles si se pasan y en impedir que hablen todos a la vez. Este reglamento puede aplicarlo al modo de Van Gaal o de forma normal, sin que se note que él también va de libreta: es por lo que optó Josep Puigbó ante los cinco cabezas de lista por Barcelona que ayer pasaron por su programa Àgora.

Joan Saura llevaba muchos papeles, que consultaba con frecuencia para extraer unos datos que arrojaba pertinazmente a la cara de Josep Piqué. Se trataba de unos papeles como ciclostilados, que daban muy mal por cámara al no incoporar ningún elemento gráfico, pero que, en cambio, parecían estar ordenados y proceder de fuentes serias. Papel de reparto. A su lado, Xavier Trias llevaba unas pocas cuartillas, se diría que escritas a mano: tal vez el pie de algunas ideas básicas. El resto quedaba enteramente confiado a una vis cómica de excepción, comparable sólo a la de Núñez. Su papel incluyó el pinyol del debate. Fue cuando Serra y Piqué hablaban a la vez sin escucharse y él, con aquella vocecita de quien parece que no esté, espetó a Puigbó de forma perfectamente audible: "¿Ve como no se les puede dejar solos?".

Los papeles de Narcís Serra son una incógnita, como los del Cesid. Llevaba muchos, pero no los sacó ni pareció que los consultara en ningún momento. A decir verdad, tampoco daban la sensación de estar muy claros ni de haber sido estudiados con excesiva diligencia. Así los papeles, el papel resultante fue ausente, como de invitado de piedra. Venía a continuación Piqué con una panoplia de papeles en colores, escupidos por una impresora de doble chorro de tinta: gráficos que pasaba una y otra vez por cámara y que, con variado diseño -línea ascendente, barras-, venían a decir todos lo mismo: que se ha crecido una enormidad de 1996 para acá. Papel vistoso y agradecido, especialmente cuando te lo dejan cantar a tu aire, como fue el caso.

Y finalmente estaba Joan Puigcercós, la mayor parte del tiempo, tachán, sin papeles. No los necesitaba. Él interpretaba un papel, el de Cataluña, que se sabe de memoria, como también sabe que se trata de un papel obligado a salirse de vez en cuando del guión de las elecciones. De modo que cada uno estuvo en su papel. Y Dios en el de todos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_