Boquerones
Carlos Cano le llenó el sábado por la noche a Andrés Merodio el Teatro Cervantes. Hubo algo inusual en esta Andalucía por hacer: un granadino le canta en Málaga a Huelva o Cádiz y el público le ovaciona. Lo contrario a ejemplos que muestra Canal Sur, en las magníficas selecciones que Manolo Casal hace del concurso de Carnaval en el Falla de Cádiz. Allí le dan un repaso a la alcaldesa del PP, Teófila Martínez, por alta traición. Por aspirar a la presidencia de la Junta, asunto que algunos consideran lejano y menor. Claro que el cuartetero Emilio Gutiérrez Cruz, El Libi, tiene a gala que lo bueno de este Carnaval es que "no lo entiendan ni en San Fernando". Hay quien apunta reservas sobre la amplia cobertura que la televisión regional le da a este espectáculo. No por su calidad, sino porque está imponiendo un modelo que arrasa con las tradiciones locales en el resto de Andalucía. Málaga Televisión nos ha ofrecido un remedo de concurso del Falla desde el Cervantes, con comparsas malagueñas a la gaditana.En ese mismo Cervantes, Carlos Cano no tuvo que dedicar una canción a la localidad que visitaba para meterse al público en el bolsillo. Tenía prevista la copla de Miguel de Molina, Dormido entre rosas: ¡Ay! rosa, Málaga bella, biznaga de mi pasión, donde aprendí a querer, donde conocí el amor. Pero un traicionero catarro desaconsejó la apuesta. Aunque sí soltó un saludo de complicidad, acogido con risas y palmas: "¡Buenas noches, boquerones!".
Por cierto, que la candidata Villalobos aprovechó la presencia de su valedor Rodrigo Rato para explicar su propia versión del España va bien: "Los bares de Pedregalejo, los domingos están llenos de gente comiendo boquerones". No es nueva esta afición: en las municipales ya estableció teorías sociales sobre el huevo frito y los michelines. Ahora, Celia Villalobos ha colocado al boquerón en la renta por habitante. Una contribución histórica. Su otra puesta en escena, a dúo con el candidato número uno del PP por Valladolid, Miguel Ángel Cortés, ha sido el anteproyecto de restauración el convento de La Trinidad, presentado como futuro museo de Bellas Artes de Málaga. Un regalo al medio centenar de entidades ciudadanas que representan a la casi totalidad de la sociedad malagueña y quieren que ese museo esté el Palacio de la Aduana. Pero, al contrario que lo del boquerón, el huevo frito y el michelín, esto no es una contribución histórica, porque lo de todo por el pueblo, pero sin el pueblo, ya estaba inventado.
IGNACIO MARTÍNEZ
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