Protestas contra la ejecución en Tejas de una mujer de 62 años
Amnistía Internacional y grupos contra la violencia doméstica intentaban ayer paralizar la ejecución en Tejas de Betty Lou Beets, una mujer de 62 años condenada por asesinar a dos de sus cinco esposos y enterrarlos en el jardín de su casa. Beets, ya bisabuela, es conocida como La Viuda Negra. Tenía cita con el verdugo a la una de la madrugada de hoy, hora peninsular española. Sus defensores pedían clemencia argumentando que Beets ha sufrido una vida de permanente violencia doméstica.
"Estoy esperando la llegada de la noche mala en la que ya no habrá más palizas y ya no habrá más violaciones, porque me matarán", declaró hace unos días Beets. La condenada afirma que vivió la mayor parte de su vida conyugal bajo la pesadilla de esperar el regreso a casa de un marido violento. Sus defensores añaden que esa pesadilla la trastornó psicológicamente y la llevó a cometer los crímenes. Sólo una intervención de última hora por razones técnicas del Tribunal Supremo de EEUU o una decisión de clemencia del gobernador de Tejas y candidato presidencial republicano, George Bush, podían anoche salvar su vida.
El gobernador de Tejas informó de que había paralizado durante un tiempo su campaña electoral para estudiar el caso. Bush no adelantó su decisión, pero la pasada semana, en un debate con John McCain en Carolina del Sur, se declaró convencido de que la totalidad de las 119 personas ejecutadas en Tejas desde 1995, el año en que él se hizo cargo de ese Estado, eran culpables y habían tenido un juicio justo. Antes de que entraran en juego el Supremo y el gobernador de Tejas, un juez federal de Austin, la capital del Estado, rechazó una moción para aplazar la ejecución por inyección letal de la Viuda Negra. Según el juez, el argumento de que Beets fue víctima de violencia doméstica es "tan sólo otro ejemplo del intento de un prisionero de retrasar su ejecución". Ésta debía tener lugar en la prisión tejana de Hunstville. Amnistía Internacional (AI) y los grupos estadounidenses que apoyan a Beets solicitaban ayer la conmutación de la pena de muerte por la de cadena perpetua. Afirman que cuando fue condenada, en 1985, su abogado no presentó en el tribunal el atenuante de que Beets estaba trastornada psicológicamente a causa de las palizas que varios de sus maridos le dieron a lo largo de su vida.
Beets mató a su cuarto esposo en 1981 y al quinto en 1983, y los enterró en el jardín de su casa móvil en Gun Barrel City (Tejas). Ambos perecieron de un disparo en la cabeza, efectuado al estilo mafioso. Según la acusación, el motivo de ambos crímenes fue cosechar los seguros de vida y las pensiones de los dos esposos. En el juicio, Beets se declaró inocente y acusó de los crímenes a dos de sus hijos. Éstos testificaron contra su madre. Beets, que tiene cinco hijos, nueve nietos y seis bisnietos, parecía encaminada anoche a convertirse en la persona de mayor edad ejecutada en Tejas desde que ese Estado reanudó la aplicación de la pena capital en 1982
Más información: AI: www.amnesty-usa.org
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.