_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Guti (y Del Bosque)

Santiago Segurola

El Madrid terminó su partido frente al Valencia con el camerunés Geremi como único extranjero y con un español como improbable mariscal del equipo. Todo lo que ha sucedido en el Madrid en el último mes atenta contra las convenciones -incluida una desaforada fortuna en varios partidos-, pero quizá lo más inesperado es el rango que ha alcanzado Guti, el mariscal que dirigió la carga madridista en la segunda parte contra el Valencia.Pocos jugadores han sido más denostados por su hinchada que Guti, cuya primera condición es que no deja indiferente a nadie. A sus muchos detractores se oponen unos cuantos defensores fanáticos del centrocampista del Madrid. Pero hasta los más fanáticos de Guti han estado a punto de capitular varias veces: cuando le han visto desaprovechar indolentemente sus oportunidades, cuando ha caído en la intrascendencia, cuando a sus distracciones se ha sumado la indiferencia para correr al rival. Su caso se ha examinado en todos los ámbitos del Madrid. Directivos, entrenadores y jugadores. Todos con desaprobación. Uno de sus compañeros -uno que podría recibir el grado de vaca sagrada- no dudó en jugarse una cena con Capello a cuenta del futuro de Guti. El entrenador aseguraba que haría carrera de él. El futbolista, que no. "Perdí la cena", reconoció en cierta sobremesa el italiano.

Durante cinco años, ningún entrenador ha confiado en Guti. Nadie le ha dado carta de naturaleza en el equipo. Nadie le ha concedido cinco partidos seguidos como titular. En el fútbol británico se utiliza la expresión whipping boy para designar la figura que encarna Guti: culpable de todo, sometido a escarmientos desproporcionados, vejado si es preciso, como le sucedió alguna vez con Toshack.

Con todos sus precedentes, resulta emocionante la fe que ha depositado Del Bosque en Guti. No sólo le ha dado la titularidad, sino que lo ha hecho en las circunstancias más difíciles, con el Bernabéu y la opinión general en contra. A la tenacidad de Del Bosque, que conoce a su jugador desde que era un mocoso, ha respondido Guti con una tenacidad igualmente admirable. Jugador singular, dotado con una técnica de primer nivel, Guti es un futbolista que circula a contracorriente en todos los sentidos. En un fútbol tan directo como el actual, él no encuentra mayor placer que buscar asociaciones cortas. No es fácil encontrarle un lugar en el campo, y más en estos tiempos donde el rombo esta prohibido por los guardianes del equilibrio. No parecía que la decrépita situación del Madrid favoreciera la confianza que depositó Del Bosque en Guti, pero los hechos han demostrado lo contrario. Si la clase se le suponía hasta por sus detractores más conspicuos, dificilmente se podía sospechar su capacidad de liderazgo en una situación crítica. Pero a la vista de su grandiosa respuesta en los últimos partidos, ha llegado el momento de celebrar su consagración como jugador. Si es circunstancial o definitiva, sólo dependerá de él.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_