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Entrevista:NIEVES ALONSOTRABAJADORA SOCIAL

"Ahora es más difícil dejar de ser un excluido social"

A Nieves Alonso, una burgalesa de 47 años, le gusta dejar claro que su trabajo no consiste en repartir "una paguilla" a ciudadanos sin recursos, sino en creer en la capacidad de esas personas para romper el círculo de la marginación y ayudarlas a conseguirlo. Desde hace diez años, esta trabajadora social es la responsable en la Comunidad de Madrid del ingreso madrileño de integración (IMI), un programa que ofrece unas 41.000 pesetas mensuales y apoyo social y formativo a 8.500 familias que sufren la exclusión. Esta ayuda, que nació para integrar a colectivos marginados, la perciben también desde hace años parados de larga duración que han agotado todas las prestaciones. Ese cambio ha abierto un nuevo debate en toda Europa sobre la puesta en marcha de una renta mínima generalizada para todas las personas sin recursos. Pregunta. ¿Hay cada vez más pobres en Madrid?

Respuesta. Yo diría que no, ya que se han incrementado las prestaciones sociales. Pero ahora es más difícil dejar de ser un excluido porque la sociedad es más competitiva y se han endurecido las condiciones para encontrar trabajo.

P. ¿El tipo de perceptores del IMI es ahora el mismo que hace diez años?

R. Las mujeres con cargas familiares no compartidas son, desde el principio, un grupo importante de beneficiarios. Pero cada vez llegan al programa más personas solas, muchas de ellas sin hogar. En 1991 suponían el 15% de los perceptores y ahora el 32%.

P. ¿Se refiere a los sintecho?

R. No exactamente. Las personas sin hogar pueden tener una casa donde cobijarse, pero carecen de apoyos, afectos y recursos económicos. La vida de las grandes ciudades como Madrid favorece el aislamiento. Son personas de más de cincuenta años que pierden el empleo porque, por ejemplo, cierra el taller donde trabajaban, y están solos porque sus familiares fallecieron o viven fuera.

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P. ¿Se puede sobrevivir con 41.000 pesetas?

R. Es una ayuda que se intenta complementar con otras, como las becas de comedor escolar. Por supuesto todo se puede mejorar.

P. Hay familias que pierden el IMI porque no cumplen con exigencias como seguir cursos formativos o escolarizar a los hijos ¿No es eso fiscalizar a los más pobres?

R. El IMI tiene como objetivo la inserción y para eso hay que pactar con cada solicitante qué pasos dar para conseguirla. Estas ayudas no se extinguen por un incumplimiento, sino porque la actitud general del beneficiario es pasiva. Sin motivar y ayudar a la gente a mejorar su vida sólo conseguimos que los usuarios del programa sigan reproduciendo su exclusión.

P. ¿Hay muchos inmigrantes que perciban el IMI?

R. No, sólo suponen un 8%. Pese a lo que se creyó cuando en 1994 se permitió acceder a esta ayuda a los inmigrantes, no ha habido ninguna avalancha de peticiones.

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