El Alavés obtiene un punto, pese a su desidia frente al Sevilla
SEVILLA 2-ALAVÉS 2Premio al desinterés por ganar. El Alavés se salió con la suya tras poner sobre la mesa unos argumentos que descabalgan el buen fútbol. Su técnico, Mane, esbozó un esquema parecido al frontón: una pared de jugadores donde las buenas intenciones del Sevilla se estrellaron una y otra vez. Una loa al monólogo, donde el Sevilla aportó todo el discurso, insuficiente, pero que al menos no desvirtúa el espectáculo, mientras los vitorianos alababan la displicencia por un punto. En esta Liga de las audiencias, la escenificación del Alavés ayudará a desolar los estadios.El Sevilla salió con la decisión que provoca la desesperación, pero con las ideas claras en el ataque, conducido por Tsartas y Víctor. En frente, nueve hombres configuraban una red casi imposible de traspasar. Ordenada y disciplinada. Con Kodro como espectador de excepción, ocupando el puesto de delantero virtual. Estaba allí, pero por sus acciones no existía.
Sevilla: Olsen; Prieto, Hibic, Marchena; Quevedo, Ángel, Víctor (Otero, m
58), Nando (Jesuli, m. 42); Tsartas, Juan Carlos (Loren, m. 67) y Zalayeta.Alavés: Herrera; Contra, Karmona, Téllez, Torres Mestre; Azkoitia (Eggen, m. 50), Pablo (Astudillo, m. 46), Desio, Nan Ribera; Ibón Begoña (Magno, m. 73) y Kodro. Goles: 0-1. M. 28. Kodro, de penalti. 1-1. M. 42. Tsartas saca una falta y Juan Carlos peina el balón con la cabeza. 2-1. M. 76. Zalayeta chuta desde fuera del área, el balón rebota en un defensa, que descoloca a Herrera que no puede hacer nada. 2-2. M. 87. Astudillo se aprovecha de un balón que rebota en el poste tras tiro de Magno. Árbitro: Daudén. Expulsó a Nan Ribera por una dura entrad (m.29). Amonestó a Hibic, Prieto, Quevedo, Ibón Begoña y Kodro. 43.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.
La delantera del Sevilla, Zalayeta y Juan Carlos, erre que erre, buscaba una fisura en el Alavés. Pero, en la primera incursión de los vitorianos Hibic le hizo penalti a Ibón Begoña. Kodro marcó para confirmar su presencia, hasta el momento inocua. El gol no cambió el esquema del Alavés. La expulsión de Nan Ribera por una fuerte entrada por detrás a Marchena tampoco. Kodro seguía en su espacio y en lugar de nueve defensas, el Alavés se organizaba con ocho.
Tuvo que ser a balón parado, como no, por donde llegase el empate para el Sevilla. Sacado por Tsartas, Juan Carlos conseguía un ansiado gol tras numerosas oportunidades. Un aliciente insuficiente.
En la segunda parte se refrendaron las actitudes. El Sevilla sacó a Jesuli para ampliar el juego por las bandas. El centro era un campo embotado de alaveses, intransitable. Las incursiones del Sevilla se estrellaban una y otra vez con la pared de los de Mane y contra sí mismos: se falló lo imperdonable. La fortuna se alió momentáneamente con Zalayeta. Su tiro rebotó en un defensa entrando en la portería. El resultado justo, al menos por la intención. Entonces Astudillo, el jugador con más vocación ofensiva de su equipo, encontró un balón revolviendo las leyes de la ecuanimidad. Empate. Enhorabuena para la vulgaridad.
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