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GENTE

CIANURO REAL

Isabel Ferrer

"Envenenar a la reina de Inglaterra". Sin duda, un pensamiento atroz. O una broma de lo más pesada. Monica Traub, una británica de 46 que trabajó durante un mes en las cocinas de Sandringham, una de las residencias favoritas de Isabel II, y se jactó el pasado diciembre de ser capaz de "sazonar" los platos de la soberana con una pizca de cianuro, dice ahora que lo suyo encaja en la segunda categoría. No era nada más que una chanza. Sus colegas no la tomaron en serio al principio. Sobre todo, porque había sido contratada como portera y no para ocuparse de los fogones. Cuando empezó a preguntar por el lugar adecuado para hacerse con el veneno, la casa real decidió tomar cartas en el asunto. La echó sin contemplaciones. Según el palacio de Buckingham, la vida de la soberana inglesa no corrió peligró en ningún momento. La supuesta aprendiza de envenenadora ha desaparecido y la situación está controlada. El diario sensacionalista News of the World, que ayer recogía el suceso, afirma por el contrario que Traub fue vista en Londres cerca de la morada real poco después del despido. Una cosa parece clara. Los responsables de la contratación del personal que trabaja para la casa de Windsor deberán revisar en breve sus controles de seguridad. Como sucede con todos los ciudadanos que acceden al entorno regio, los antecedentes penales y el historial psíquico de la portera demasiado aficionada al cianuro habían sido examinados a fondo. Tal vez se tratara de una broma estúpida, porque la dejaron entrar y nunca llegó a acercarse a Isabel II. Otros visitantes más osados, como ocurriera en 1982 con Michael Fagan, han llegado incluso a su dormitorio. Teniendo en cuenta que cerca de 6.000 "desequilibrados" han visitado en los seis últimos años los palacios reales, o bien escrito sin cesar a sus residentes, no sería de extrañar que los guardianes de su "graciosa majestad" hicieran a partir de ahora algunas horas extra.- ,

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