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El mal tiempo impide al buque de la Armada italiana comenzar el rastreo del 'Zafir' No consta que el barco siniestrado enviara una llamada de socorro, según asegura la juez

El mal tiempo impidió ayer al Almiraglio Magnaghi, buque hidrográfico de la Armada italiana, rastrear los fondos marinos de la zona del lago de Guardavalle (Calabria) en busca de los restos del Zafir, como estaba previsto. El barco, que llegó a la costa calabresa por la mañana procedente del puerto de Taranto, suspendió la búsqueda a las pocas horas de comenzarla por lo agitado del mar y regresó al puerto de Crotone, donde fijará ahora su base de operaciones. Las autoridades italianas rechazaron ayer las acusaciones de lentitud e indiferencia ante el siniestro.

La búsqueda se desarrolla en un radio no muy amplio, en torno a las coordenadas señaladas en el SOS lanzado por el Espresso Catania cuando se produjo la colisión, poco después de la medianoche del domingo.Ayer, la juez que instruye el caso, Paola de Franceschi, aseguró a EL PAÍS que no consta que el Zafir lanzara una llamada de socorro al chocar con el carguero italiano. Los familiares de los desaparecidos habían atribuido a la guardia costera una información diferente, según la cual hubo dos SOS con una hora de intervalo.

El Espresso Catania, que presenta daños considerables en la parte de la proa que queda sumergida, fue autorizado el jueves por la citada magistrada a abandonar la costa de Soverato y desplazarse al puerto de Reggio Calabria, donde, tras descargar la maquinaria que transportaba, será examinado por los diversos peritos.

En Soverato, un desangelado pueblo de unos 20.000 habitantes, que vive del turismo de masas centroeuropeo, continúan su angustiosa espera los familiares de los 10 tripulantes desaparecidos.

Entre el jueves y el viernes se completaron las penosas tareas burocráticas para repatriar, una vez efectuadas las autopsias, los cadáveres de José Ceballos, capitán del buque, y de los tripulantes Antonio González Ruiz y Manuel Pacheco Gómez. Sus cuerpos llegaron ayer a Madrid y fueron trasladados a sus localidades de origen.

En estos momentos, a la investigación penal se le han unido al menos tres investigaciones paralelas sobre el accidente. Una de carácter administrativo que lleva a cabo la Capitanía del puerto de Crotone, competente en la zona marítima donde se produjo la colisión, y otras dos de carácter no oficial: la que llevan a cabo una serie de técnicos por cuenta del armador y la que intenta completar el Gobierno portugués a través de dos funcionarios llegados a Soverato apenas se supo que en el accidente se había visto involucrado un barco con bandera portuguesa registrado en la isla de Madeira.

La opinión general entre los expertos y las autoridades judiciales y navales de la provincia de Catanzaro es que la recuperación del barco presenta enormes dificultades que requerirán tecnología punta y tiempo en abundancia.

"El barco es muy grande y pesado y está en una zona lo bastante profunda como para que sólo podamos servirnos de un robot y maquinaria especial para llegar hasta él", opina Fernando Novoa, que dirige una empresa privada gallega especializada en búsquedas y salvamentos en el mar.

Novoa, cuya empresa trabaja para la Xunta de Galicia, se trasladó a Soverato para seguir de cerca las tareas de búsqueda de la Marina italiana. Él es el primero en reconocer que, por desgracia, en no pocas ocasiones ha sido imposible rescatar a las víctimas de un naufragio en Galicia, una comunidad particularmente golpeada por las tragedias del mar, que se ha visto afectada por el hundimiento del Zafir, 12 de cuyos 14 tripulantes eran gallegos.

Presiones

Sin embargo, las razones técnicas no convencen a los familiares de los desaparecidos que han conseguido, gracias a la presión sobre los medios de comunicación y sobre las autoridades españolas e italianas, que la Marina militar italiana se implique en la búsqueda.

"La Capitanía de Catanzaro y de Crotone se ha empleado con todos los medios a su alcance para buscar a los supervivientes durante las primeras 48 horas", asegura la juez Paola Franceschi, que conduce la investigación penal.

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