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Elecciones 2000

Haro, elecciones 'gran reserva'

A los vecinos de Haro (situado a 40 kilómetros de Logroño) no le alteran los mensajes políticos, ni aun cuando éstos se producen a pocos días de las elecciones. Este municipio riojano, cuya principal fuente de ingresos proviene de la elaboración y venta de vino, espera la cita con las urnas tranquilo, escuchando a todos los políticos. La mayoría de los jarreros (los naturales de Haro), sin embargo, ha mostrado casi siempre su preferencia por el PP, que obtuvo la victoria en las elecciones de 1999 y en las últimas generales. Un ejemplo representativo está en el Ayuntamiento, que el PP gobierna por cuarta legislatura consecutiva.Haro es una de las capitales del vino. El futuro de esta industria es uno de los puntos de debate en el municipio, junto al empleo y el segundo polígono industrial. El sector vitivinícola está representado por industrias ligadas a la alimentación, cerca de la mitad de los establecimientos censados, aunque son las más de 20 bodegas las que acogen el grueso de los trabajadores del sector. En el paisaje de Haro, conviven las rancias bodegas centenarias con las más modernas.

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En el siglo pasado, el vino transformó a Haro en un pueblo económicamente fuerte. Ahora, el sector es la expresión vital del municipio y principal fuente de recursos. Los caldos son también los protagonistas de su gran fiesta, la Batalla del Vino, que se celebra el 29 de junio.

Pero no todo es de color de rosa. Algunos jarreros critican el elevado precio del caldo. Bajan las exportaciones y suben los precios. "Tenemos que beber vino de Castilla-La Mancha, porque el Rioja está llegando a unos niveles inaccesibles. Me parece que estando en la capital del vino, no es muy lógico", dice Andrés Sedano, jubilado de 76 años.

José Ignacio González trabaja en una bodega y opina que el vino ha sido el motivo de crecimiento del municipio, pero que no beneficia a todos por igual: "La venta de vino se ha convertido en la gallina de los huevos de oro, pero a los trabajadores de las bodegas no nos llega. Tenemos el mismo sueldo y tampoco se crean muchos puestos de trabajo. En el pueblo se comenta que el vino no ha dejado crecer a Haro, no ha permitido que se instalen otras empresas".

El alcalde, Patricio Capellán, quien asegura que no cambiaría su puesto por la presidencia del Gobierno, afirma que Haro vive "un movimiento muy importante, algo que no se conocía desde hace 100 años". Los socialistas, que tienen tres concejales en el Ayuntamiento, no están de acuerdo. Su portavoz, Inés Peñafiel, cree que el PP, que tiene la mayoría absoluta, es "incapaz de ilusionar a los ciudadanos". Ella advierte del riesgo de que Haro se convierta en una ciudad dormitorio. "La gente se va a buscar trabajo a las capitales", argumenta.

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El PSOE es muy crítico con la labor del equipo de gobierno. Su discurso hace especial hincapié en fortalecer el segundo polígono industrial de la localidad. "Creemos que está desaprovechado. No se ha publicitado lo suficiente, ni se han sabido vender sus ventajas", comentan los socialistas. La respuesta de la alcaldía se ciñe a los datos: "Hemos vendido más del 50% del suelo y tenemos buenas perspectivas para el resto".

Izquierda Unida es, con dos ediles, la tercera fuerza en el consistorio, donde son habituales los encontronazos entre la coalición y el alcalde. En el pleno en el que se debatieron los presupuestos para 2000, IU se despachó calificándolos de "conservadores y continuistas" y señaló a sus responsables como "personas a las que les falta voluntad, coraje e ideas para marcarse el crecimiento económico y el desarrollo social y cultural de Haro".

La política de choque frontal con el Ayuntamiento trajo hace unos meses algunas consecuencias negativas para IU. El consistorio abrió un expediente disciplinario a José Manuel Fouassier Puras, concejal de la coalición. El motivo: una pancarta que el edil había colocado en la fachada de la sede de su partido con el logotipo de la coalición. Los responsables municipales alegaron que la pancarta excedía en dimensiones y colores lo permitido por la normativa urbanística del casco antiguo, donde está la sede.

La competencia fiscal

La repercusión del sistema fiscal vasco en la actividad económica de Haro es otro de los motivos de enfrentamiento. Álava está a sólo unos kilómetros y, en opinión de los socialistas, las subvenciones de la Diputación Foral para la mejora de la producción del vino están afectando negativamente a Haro. "Lo cierto es que eso lo estamos notando en nuestro pueblo", comenta Inés Peñafiel. Algunas empresas prefieren instalarse en la comunidad vecina. El alcalde asegura que el municipio "no ha sufrido ningún tipo de desagravio por las famosas vacaciones fiscales vascas".

Pero no sólo se habla de vino en Haro. La última polémica tuvo como centro el plan de derribo del edificio de la antigua Alcoholera, una construcción centenaria. IU y PSOE buscaron el apoyo de colectivos y asociaciones para evitar que desapareciera el edificio. A pesar de todo, a mediados de enero las palas excavadoras entraron en la construcción y consumaron el derribo. La razón expuesta por el Ayuntamiento fue que el Plan General de Ordenación Urbana no contemplaba la Alcoholera como edificio protegido.

Fuera de las paredes del Ayuntamiento, entre barricas, botellas y cántaras, los ecos de las elecciones generales se abren un pequeño hueco en el día a día del municipio. Los habitantes de Haro no se alteran por la cita con las urnas, aunque sienten alguna de sus repercusiones negativas. María, de 22 años, resalta que "la vida cultural está paralizada, no se mueve ni para adelante ni para atrás". Ella tiene claro que la gente de su edad "apenas tiene alternativas", pero aun así va a votar.

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