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Tres españoles muertos y 10 desaparecidos al chocar un barco portugués con otro italiano

Tres marineros españoles han muerto y otros 10 están desaparecidos desde la medianoche del domingo tras chocar su barco, el Zafir, de bandera portuguesa, con un navío italiano en aguas de Calabria, al sur de Italia. El Zafir se hundió inmediatamente y sólo uno de sus 14 tripulantes, Óscar del Río Gómez, de 24 años, fue rescatado con vida por un navío ruso. El mercante portugués colisionó por causas aún desconocidas con el Espresso Catania, con un volumen de carga cuatro veces mayor. El comandante del buque italiano sostiene que, aunque la última lectura del radar antes del siniestro indicaba que el Zafir navegaba a una milla de distancia en paralelo al Espresso Catania, el barco portugués derivó de repente hasta abordarle.

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Los tres cadáveres rescatados ya han sido identificados. Se trata del capitan del Zafir, José Ceballos Gandarillas, de 49 años y natural de Santander; el cocinero, Antonio González Ruiz, de 57 años y también cántabro aunque residente en Sevilla; y el marinero Manuel Pacheco Martínez, nacido en A Guardia. Las tareas de búsqueda de los diez restantes miembros de la tripulación continuaban esta noche, organizadas por la Comandancia de Marina de Reggio Calabria, con el apoyo de la de Soverato.Oscar del Río, mecánico del mercante siniestrado y hasta el momento único superviviviente del naufragio, relató ayer ante el juez de Catanzaro que lleva el caso que todo sucedió muy rápido y no tuvo necesidad de saltar al mar. "Me ví en el agua", dijo Del Río, "fue salir a cubierta e irnos al fondo". El mecánico, que aún vestía el mono azul de trabajo, dijo que la mayoría de sus compañeros del Zafir, un buque de 150 metros de eslora y que desplazaba unas 4.300 toneladas, estaban probablemente durmiendo, ya que a la hora en que tuvo lugar el accidente estaban en su tiempo de descanso.

Según el relato de Del Río, estaba en la sala de máquinas cuando oyó un estruendo, tuvo tiempo de subir a cubierta y allí cambió unas palabras con el capitán del barco. En un momento dado, cuando se disponían a comprobar si habían sufrido daños la hélice y el motor, la proa del Zafir se elevó bruscamente y el barco empezó a hundirse. Apenas tuvo tiempo de colocarse el salvavidas antes de ser arrastrado por las aguas.

Declaración del capitán

El juez de Catanzaro tomó también declaración ayer al comandante del barco italiano implicado en el accidente, Roberto Cardone, de 50 años. "Estaba viendo la televisión cuando escuché un ruido enorme, subí a cubierta y vi al otro barco hundiéndose. En mi vida había visto un hundimiento tan rápido", relató el comandante del Espresso Catania.

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Cardone desmintió las informaciones difundidas a primera hora de la mañana por un oficial de la Comandancia de Marina de Catanzaro a él atribuidas, según las cuales, el Zafir navegaba sin luces cuando se produjo el choque. El comandante confirmó que las condiciones meteorológicas eran buenas cuando se produjo el choque, había buena visibilidad y todo estaba tranquilo. "Cuando conectamos por radar, la nave portuguesa estaba a una milla naútica de distancia, navegando con rumbo paralelo, aunque nosotros íbamos más deprisa. Sin embargo, de improviso, el Zafir se nos ha echado encima con un ángulo de 90 grados", explicó Crotone. El capitán italiano añadió que lanzó una barca de salvamento pero al momento se dio cuenta de que tenía una importante vía de agua en el casco y decidió aproximarse a puerto para evitar hundirse a su vez. Los 20 tripulantes y dos pasajeros del Espresso Catania resultaron ilesos.

El Zafir había abandonado a primera hora de la tarde el puerto calabrés de Corigliano Calabro con una carga de 6.000 toneladas de cemento y maíz a bordo con destino a Marina di Carrana, en la Toscana, al noroeste de Italia.

El Espresso Catania, por su parte, transportaba maquinaria del puerto de Rávena, en la costa Adriática, a Catania, la segunda ciudad de Sicilia que roza casi la punta de la península, a la altura de Reggio Calabria. Sin embargo, la línea paralela se convirtió en una terrible perpendicular sin que hasta el momento haya una hipótesis plausible que explique la deriva de uno de los dos barcos.

La zona donde se produjo el accidente es conocida en ambientes marineros como "el corredor de la muerte" por el número de siniestros que se han registrado en ella. En cambio Crotone no tiene esa opinión: "Para mí estas aguas eran como un prado hasta ayer".

Buceadores

Según la marina italiana, el Zafir quedó hundido a unos 140 metros de profundidad. Fuentes italianas no precisaron cuando entrarían en acción los buceadores para intentar rescatar los cuerpos presumiblemente apresados dentro del casco del buque.

Un representante de la compañía española, Marítima Finisterre, con sede en Galicia, consignataria del barco siniestrado, viajaba ayer rumbo a Soverato para hacerse cargo de los cadáveres y seguir de cerca las labores de recuperación del Zafir.

El barco estaba inscrito en el Registro Internacional de Navíos de Madeira, el segundo de Portugal, una especie de bandera de conveniencia de países europeos. Su consignataria, Marítima de Finisterre, tiene su sede en Galicia y el armador era italiano, según familiares de las víctimas. Las autoridades portuguesas han anunciado una investigación para determinar si el Zafir cumplía las normas de seguridad.

Según informaciones del Colegio de Oficiales de Marina Mercante, el barco siniestrado había pertenecido antes, con el nombre de Zafiro y base en Asturias, a la flota de Duro Felguera y a la compañía Box Marine.

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