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Ranieri castiga al Atlético

Los rojiblancos, a dos puntos del descenso, caen ante el Racing con Kiko y Solari de suplentes

José Sámano

A Claudio Ranieri, resultadista por antonomasia, le sacuden los números, su único gancho: el Atlético está ya a dos puntos del descenso, hoy por hoy es el equipo más goleado de Primera y sólo el Betis ha perdido más partidos. Cabe que también esté entre los que peor juegan, aunque ése es el título más disputado en este pestiño de Liga. Además, el jugar bien o mal no es cuestión que inquiete a Ranieri, tan italiano él. Pero ocurre que su fórmula italianizadora -pura ficción- es un fracaso. ¿No sostienen los modistos del calcio que todo empieza en la defensa?, ¿no presumen de manejar los partidos a su antojo?, ¿no habíamos quedado que para un italiano un simple gol de ventaja es una fortuna incalculable? Nada de nada. Un cuento chino que Ranieri ha convertido en una pesadilla.Un mal sueño que ayer se reprodujo en Santander con toda su crudeza. De entrada, Ranieri esposó al banquillo a Kiko y Solari, que teorizaron durante la semana con la conveniencia de que ambos jugaran junto a Valerón. El técnico italiano debió pensar que tal atrevimiento roza la desfachatez. Por tanto, a la orilla del banco. El resultado fue un Atlético más plomizo que de costumbre, diseñado para chocar, correr, brincar, empujar, saltar...Pero como el fútbol es caprichoso, en un suspiro se puso arriba con un gol de Roberto, en su partido centenario con los rojiblancos. Un golpe que dejó aturdido al Racing, que flota desde hace semanas por la cola de la clasificación. Los cántabros están en manos del paraguayo Gustavo Benítez, un tipo singular que ha dotado al equipo de un aire atrevido del que suele aprovecharse el enemigo. Benítez acostumbra a situar sólo tres defensas, sin laterales -el largo recorrido es exclusiva de Manjarín y Amavisca-. Fruto del tembleque que se ha apoderado del Sardinero, el técnico, al perder a Manjarín poco antes del inicio por una gripe, apostó por cuatro defensas puros y sólo tres centrocampistas. El Racing pagó su inferioridad en el centro, la zona más industriosa del Atlético, y no tuvo la posesión.

RACING 2-ATLÉTICO 1

Racing: Lemmens; Mellberg, Arzeno (Ismael, m.67), Neru, Sietes; Colsa, Espina (Shustikov, m.78), Amavisca; Vivar Dorado; Munitis y Salva (Bestchastnykh, m.86).Atlético: Molina; Gaspar (Kiko, m.83), Santi, Gamarra, Capdevila (Solari, m.71); Roberto, Bejbl, Hugo Leal (Baraja, m.75), Paunovic; Valerón; y Hasselbaink. Goles: 0-1. M. 6. Córner que lanza Valerón y Roberto empuja la pelota a la red desde el punto de penalti. 1-1. M. M. 35. Munitis burla por la izquierda a Gaspar y centra al área, donde Vivar Dorado dribla a Gamarra con un toque con la derecha y marca con la izquierda. 2-1. M. 51. Munitis recibe en la izquierda, con Gaspar a varios metros, y pone el balón a la espalda de los centrales, donde irrumpe Vivar Dorado adelantándose a Molina. Árbitro: Javier Turienzo. Amonestó a Espina, Santi, Hasselbaink, Salva -no jugará el domingo frente al Rayo-, Paunovic. 14.000 personas en El Sardinero. La policía cargó contra seguidores del Atlético.

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Con todo de cara, los rojiblancos se sintieron incómodos: en este equipo la pelota es un incordio. Así que el Atlético soltó lastre, le tiró el balón al Racing y decidió jugar al rebote. Una invitación temeraria, aunque no lo crea Ranieri. Los cántabros encontraron el remedio que no tenían. El que más renta sacó fue Munitis, al que no conviene ceder la pelota y, mucho menos, el espacio que le concedió Gaspar en los dos fantásticos goles de Vivar Dorado.

Volteado el marcador, el Racing devolvió la iniciativa y pudo fundir al Atlético a la contra, pero Molina superó a Salva. Los madrileños pusieron todo el corazón en la partida -¡qué contraataque cántabro frustró Hasselbaink en los aledaños de Molina!-, pero apenas probaron a Lemmens. A última hora Ranieri tomó su única decisión sabia de la tarde: echó mano de Kiko y Solari. De paso mandó su enésimo mensaje distorsionado: de entrada, con los buenos es más fácil perder; pero en caso extremo son el único recurso para evitar la derrota. Vaya castigo.

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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