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Un libro descubre el perfil humano de Cossío

Dar a conocer el perfil humano, intelectual y taurino de José María de Cossío (Valladolid, 1892-1977), la faceta menos conocida y más personal del autor de Los toros. Ése ha sido el objetivo de Ignacio de Cossío (Sevilla, 1973), periodista, que acaba de publicar una biografía de su tío abuelo: Cossío y los toros (editorial Espasa). A través de testimonios y cartas procedentes del archivo de su familia, de la Bibioteca Nacional de Madrid, de la Casona de Tudanca (cedida a la Diputación cántabra) y de la Real Academia Española de la Lengua y del Archivo Municipal de Valladolid, entre otras institucione, el autor ha realizado un retrato "del mejor aficionado a los toros de todos los tiempos". "No he pretendido dar un curso sobre los toros. Ya lo hizo él", explica Ignacio de Cossío, "he querido poner de manifiesto su personalidad y su legado". El autor, que ha invertido dos años en la obra -"aunque era un proyecto que he tenido toda mi vida", precisa- presenta en cada capítulo un aspecto de la vida del escritor a través de testimonios de amigos íntimos como Paco Camino, Pepe Luis Vázquez, Álvaro Domecq, Ángel Luis Bienvenida, Alonso Zamora o Matías Prats, entre otros.

La biografía describe la relación del autor de Los toros con los poetas de la Generación del 27, los artistas y pintores de la época - como Ignacio Zuloaga, que lo retrató-, su labor como académico de la Lengua, su amistad con los toreros y recrea el ambiente de las tertulias taurinas madrileñas. También se refiere a El Cossío y revela aspectos poco conocidos de su vida sentimental y de su vocación literaria. "Además de los toros, la literatura y la poesía eran su gran pasión. A mi tío abuelo se le recuerda por una sola obra, cuando escribió casi un centenar de libros", señala Ignacio de Cossío.

Cossío y los toros incluye la correspondencia que mantuvieron Miguel Hernández y José María de Cossío en la guerra civil, a quien el poeta pidió ayuda cuando fue detenido por los franquistas. "Él hizo todo lo posible para que Miguel Hernández, que trabajó para él como secretario, no fuera fusilado", dice su sobrino nieto. Con dedicatoria de Rafael Alberti e ilustrado con más de un centenar de fotografías, el libro muestra algunas de las cartas enviadas por Gregorio Marañón, Joselito El Gallo, Unamuno, Ignacio Sánchez Mejías, Juan Belmonte y Federico García Lorca, quien le pidió un comentario para su Llanto por Ignacio Sánchez Mejías.

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