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Los altercados se producen tras años de incidentes entre inmigrantes y población nacida en la zona almeriense

Los vandálicos hechos ocurridos en El Ejido desde que el pasado sábado Encarnación López muriera apuñalada, presuntamente, por un inmigrante marroquí es el final de una sucesión de enfrentamientos que, a lo largo de los últimos años, presagiaban el estallido de la violencia. Justo 15 días antes del asesinato de Encarnación López, dos agricultores fueron salvajemente degollados por otro ciudadano marroquí en una zona de invernaderos de El Ejido. Este hecho reciente, que dio lugar a una multitudinaria concentración de repulsa una semana después, generó un precedente de indignación cuya escalada ha ido en aumento de forma progresiva.

Muchos de los almerienses que viven en los núcleos de población con mayor concentración de inmigrantes también han denunciado en reiteradas ocasiones que algunos ciudadanos extranjeros se dedican a robarles y que tienen miedo.

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Entre la población inmigrante tampoco han faltado en estos últimos años denuncias de agresiones racistas. En el mes de septiembre del pasado año, en Campohermoso, una barriada de Níjar, en la zona del Levante almeriense, cientos de ciudadanos magrebíes se echaron a la calle para denunciar las agresiones que sufrían por parte de una banda organizada. Ya en el año 1997 se produjo en la misma barriada un altercado entre inmigrantes y vecinos que acabó con un guardia civil hospitalizado.

El 15 de noviembre de 1998, unos encapuchados mataron a tiros en la barriada de Matagorda, en El Ejido, a un inmigrante marroquí. En febrero del mismo año, dos inmigrantes sufrieron quemaduras tras el incendio intencionado de la chabola en la que vivían en la capital almeriense.

Otra denuncia se produjo tras la brutal paliza que el 13 de diciembre de 1997 recibieron dos inmigrantes magrebíes a manos de un empresario agrícola de la zona. Días más tarde, un marroquí también denunció al dueño de un local de Balanegra (Almería) por agredirle con un bate cuando se encontraba en el bar.

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Las multitudinarias manifestaciones de protesta que se han convocado tras cada agresión y las numerosas voces que en los últimos meses han advertido de la necesidad de hacer un esfuerzo serio para normalizar la convivencia entre inmigrantes y vecinos nacidos en El Ejido no han sido suficientes para evitar las actual situación.

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