Ballet 'molto vivace'

Los bailarines del Ballet de Moscú experimentan a diario una incertidumbre que, para el observador ajeno, puede parecer banal. "¿Será dura o blanda la cama del hotel de hoy?", se preguntan. Pero la transcendencia de la duda y el descanso adecuado se comprende cuando se conoce el trepidante ritmo de trabajo de esta compañía.Timour Fayziev es el director de este ballet ruso, integrado por 35 bailarines que rara vez sueñan dos noches seguidas sobre el mismo colchón. Desde su constitución, en 1990, la compañía lleva inmersa en una interminable gira que les ha llevado por teatros de medio mundo. Los pies de sus componentes han soportado en esa década más de 700 funciones. Aunque ha sido en los últimos tres años cuando el ritmo se ha hecho frenético.

La semana pasada, el Ballet Ruso inició una gira por España en la que ofrecerán 25 representaciones en 28 días en una quincena de localidades. En la mayoría de los casos se trata de contratos con teatros de poblaciones pequeñas, que en un símil taurino, podrían calificarse como plazas de segunda categoría.

La gira comenzó en Granada. Luego irán a Talavera de la Reina, Vilanova i la Geltrú, San Sebastián de los Reyes, León, Valencia y San Sebastián entre otros lugares.

El presupuesto de la compañía, muy alejado de los del prestigioso Bolshoi, no da para billetes de avión ni grandes lujos. "Todos los trayectos por España los haremos en autobús", explica el director.

En Granada, el Ballet de Moscú se alojó en un hotel de dos estrellas y ofreció cuatro funciones. La profesionalidad y versatilidad de sus bailarines es todavía más destacable porque cada jornada representaron la versión íntegra de un ballet distinto: La bella durmiente, el jueves; El lago de los cisnes, el viernes; El Cascanueces, el sábado; y el domingo, Giselle.

Para el bailarín Vitalli Vlasenko, los miembros de la compañía son unos privilegiados en comparación con otros profesionales rusos. Vlasenko sirve para un roto y un descosido. Baila en el coro y ejerce funciones de técnico tramoyista. "La nuestra es una compañía independiente. El vestuario y los decorados son propios. No nos falta el trabajo y el sueldo, superior a los mil dólares mensuales, es mejor que el de otros ballets rusos", explica.

Ballets moscovitas ganándose el pan en giras maratonianas por todo el mundo existen cuatro, asegura Fayziev. Como el suyo, casi todos surgieron a principios de los noventa, tras la desintegración de la URSS. "La situación política influyó en el arte como en otros ámbitos. Ahora la situación ha mejorado y nos reclaman para trabajar en muchos países", señala Fayziev.

El Ballet de Moscú representa ahora obras de ballet completas. Pero en sus inicios sólo participaba en galas y conciertos y ofrecía suites, bailando pequeños fragmentos.

Como el propio director reconoce la calidad del coro es aceptable y la de los primeros bailarines, que están en la treintena de años, ronda la media. Los títulos de las críticas que han recibido en España y publicadas por este periódico oscilan entre un positivo Rigor y técnica y un menos halagüeño Caspa rusa.

El mítico bailarín Rudolf Nureyev eligió en 1991 a esta compañía para una de sus últimas giras. Y, años más tarde, la Reina Sofía aplaudió gustosa una función ofrecida en Palma de Mallorca.

Tras su gira por España, los componentes del Ballet de Moscú tampoco descansarán. Inmediatamente después les esperan camas en Taiwán y Japón.