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Moción de censura por un bar

La mayoría de los 524 vecinos de L'Albagés (Les Garrigues) se despertaron ayer con una extraña resaca tras haber asistido la noche anterior a la moción de censura que arrebató la alcaldía a la popular Amparo Palomar. En un bochornoso pleno celebrado en la sala de baile del pueblo, en un ambiente de gran tensión, el convergente Lluís Gaya se convirtió en el nuevo alcalde gracias a los votos de dos concejales tránsfugas del Partido Popular. El pleno finalizó como el rosario de la aurora.La mayoría de los 250 vecinos asistentes a la polémica sesión municipal acogieron el resultado de la votación con continuas protestas e insultos contra el nuevo equipo municipal. Un amplio despliegue de efectivos de la policía autonómica evitó que se produjeran enfrentamientos entre vencedores y vencidos.

La localidad de L'Albagés es ahora un pueblo fuertemente crispado y dividido. A lo largo del día de ayer, más de dos tercios de la población no entendían los motivos que empujaron a los tres concejales de Convergència i Unió (CiU) y a los dos tránsfugas del Partido Popular a presentar una moción de censura contra Amparo Palomar.

Algunos vecinos parecían tenerlo más claro: "Los de CiU no supieron digerir con deportividad la derrota en las últimas elecciones municipales tras haber gobernado en los últimos 20 años". En dichos comicios, la ya ex alcaldesa Amparo Palomar obtuvo 174 votos, frente a los 171 de la candidatura nacionalista.

A juicio de muchos vecinos de L'Albagés, el detonante de la crisis municipal hay que buscarlo en que los dos tránsfugas, Josep Ramon García y Yolanda García, pretendían aprovecharse de su condición de ediles para conseguir la adjudicación del servicio del bar del casal de la localidad, a lo cual se opuso Palomar en todo momento aduciendo problemas de incompatibilidad.

"Aunque legalmente fuera posible la adjudicación del servicio del bar del casal, éticamente era inaceptable", comentó ayer la alcaldesa derrocada, quien horas antes de dejar definitivamente el cargo en el consistorio formalizó la adjudicación del bar a un tercer concursante.

"Está claro que la moción de censura obedece a un acto de venganza por parte de los dos tránsfugas", declaró Rosa Mari Mor, una de las muchas personas indignadas por lo ocurrido en su localidad. Esta vecina cree que la concesión del bar es sólo una excusa, "ya que la verdadera finalidad de la moción de censura era tapar las múltiples irregularidades cometidas en los anteriores mandatos porque se descubrió que algunos concejales convergentes no pagaban ni siquiera el recibo del agua a pesar de tener granjas".

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Tras la moción de censura se ha puesto de manifiesto que la ex alcaldesa tiene más partidarios que su sucesor y que la herida que se ha abierto ahora tardará mucho tiempo en cicatrizar. "Tendréis el gobierno, pero no el pueblo", sentenció el martes Amparo Palomar tras perder la moción de censura, además de acusar a sus tránsfugas de falta de colaboración y al ex alcalde convergente, Maurici Oriol, de haberla intentado atropellar en dos ocasiones, aunque decidió retirar las denuncias para no dañar su imagen y la del pueblo.

Por su parte, el nuevo alcalde, el convergente Lluís Gaya, declaró ayer que no descarta dimitir si persiste el clima de crispación en el pueblo. "Podemos gobernar, pero si no es posible restablecer el diálogo con la oposición y la concordia entre los vecinos, me plantearé muy seriamente la dimisión", señaló un desconcertado Gaya.

Un grupo de vecinos ha convocado para mañana una manifestación contra el nuevo equipo de gobierno local. Mientras tanto, la dirección provincial del PP ha anunciado que expulsará a los dos tránsfugas del partido.

La dirección convergente, por su parte, ha desautorizado la moción de censura y ha expedientado a sus concejales de L'Albagés.

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