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Entrevista:ÁNGEL HAROESCENÓGRAFO Y PINTOR

"La mejor escenografía es aquella que no se nota nada"

Maribel Marín Yarza

El pintor Ángel Haro (Valencia, 1958) se introdujo en la escenografía cinematográfica por pura casualidad, por amistad con un joven director que producía una cinta de bajo presupuesto en 1992. Desde entonces compagina las dos profesiones y se dedica a matizar el carácter de los personaje, a ambientar la historia que protagonizan, ese trabajo silencioso que pocos recuerdan de los títulos de crédito. Haro, que ha diversificado su actividad hacia la danza y la ópera y ha trabajado con Chus Gutiérrez en Alma Gitana y en Go for gold con Wim Wenders, ha impartido esta semana en el centro Sarobe de Urnieta un taller sobre dirección artística.Pregunta. ¿El papel que juega el escenógrafo es igual para todas las vertientes artísticas en las que trabaja?

Respuesta. Desgraciadamente en el cine, el escenógrafo está menos considerado que en ópera o en teatro. Quizá no es un problema de intenciones, sino de ritmo de trabajo. El cine es muy rápido y a veces eso crea una incomunicación y el director se ve obligado a improvisar. En teatro hay más tiempo y el escenógrafo es alguien que participa más en el producto final. Pero el cine español es así, es un poco precario en este aspecto.

P. ¿Dónde está el equilibrio?

R. Estética y contenido siempre deben guardar un equilibrio. El termómetro de referencia suele ser el cine norteamericano, que es el espejo donde todo el mundo se mira. Las ideas son muy pobres pero con un gran sistema de producción detrás y aquí ocurre al revés: Son grandes ideas con una producción precaria. A veces sale bien por una cuestión de frescura pero no te puedes estar siempre fiando de la gestualidad en un equipo donde trabajan 50 ó 60 personas, eso es muy peligroso.

P. ¿Cuál es la mejor escenografía?

R. La que no se nota nada, aquella que el espectador no percibe y permite que se meta de lleno en la historia.

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P. ¿Esta consideración hace que la disciplina sea la hermana pobre del cine?

R. Creo que sí. En España se está rodando un tipo de cine ubicado en la actualidad y parece como si no hubiera necesidad de rodar el entorno o la imagen, como si la escenografía sólo sirviera cuando se trata de una historia de época, de ficción o de fantasía. Y sin embargo, hay mayor dificultad en las películas ambientadas en la contemporaneidad, porque los errores se perciben más fácilmente, corres más riesgos. Pero al final, de lo que se trata es de matizar el carácter de los personajes, contribuir al atrezzo de carácter; no es sólo diseñar un espacio, sino también perfilar lo sentimental, lo menos obvio.

P. ¿Es un problema de los planes de estudio?

R. Este es un oficio muy mal ubicado porque no está institucionalizado como un área de cine. Se estudia guión, fotografía, dirección, actuación, pero no dirección artística. En este sentido creo que Sarobe está haciendo una labor importantísima porque enseña también esos pequeños oficios que hacen que se construya una película.

P. ¿Esta reivindicación cuesta discusiones de competencias con el director de la película?

R. Lo primero que un escenógrafo no debe hacer es pensarse que es el director de la película, con uno vale. Él es el creador y los demás somos unos técnicos con ciertas ideas estéticas que ponemos al servicio de la historia que se cuenta. El problema no está en que una secuencia te guste más que otra, está en que tienes que solucionarla lo mejor que puedas. Como soy pintor, mi ego ya lo tengo alimentado...

P. ¿En qué manera se influyen sus dos profesiones?

R. Al principio pensé que no se afectaban. Pero hace poco me di cuenta de la cantidad de cosas de mis cuadros que meto en la escenografía. Hay ciertas obsesiones que repites sin querer en todos tus trabajos. Pero he evitado la esquizofrenia de ser pintor en escena o muy escenógrafo pintando. Pero tampoco soy un purista; me dejo contaminar en la medida en que sea interesante.

P. ¿Hay una cierta endogamia en las fuentes que se utilizan para diseñar la escenografía cinematográfica? ¿El cine bebe del propio cine?

R. A veces ocurre que la gente muy de cine sólo busca dentro del cine para coger referencias y eso creo que es una especie de antropofagia extraña. Creo que cuando uno trabaja en una disciplina, la que sea, tiene que nutrirse de otras, es mucho más rico.

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