La polémica del director del Foro
Klaus Schwab, un alemán de 61 años residente en Ginebra, puso en marcha en 1971 el proyecto de reunir a empresarios y líderes de la economía mundial una vez al año en un pequeño pueblo de los alpes suizos como medio de trasladar los métodos de gestión de Estados Unidos a Europa. Por este motivo, muchos de los asistentes ayer a la jornada inaugural del Foro Económico Mundial quedaron sorprendidos al leer en la portada de The Wall Street Journal, el diario de referencia de la comunidad empresarial estadounidense, con qué argumentos se defendía su adorado Schwab de las acusaciones de estar utilizando su papel como alma mater y máximo responsable del Foro para ganar dinero en sus negocios privados.
Schwab, según el mencionado rotativo, afirmó que sería un error aplicar patrones de medida americanos a los conflictos de interés en una organización europea que no cotiza en bolsa y que sólo es responsable ante las autoridades y las leyes suizas.
En el año en el que los medios de comunicación norteamericanos han apostado más fuerte por estar presentes en el Foro, Schwab y sus actividades crematísticas han estado sometidas a un intenso escrutinio. Así, se ha dado amplia divulgación al hecho de que las actividades más rentables de la organización han sido transferidas, por una cantidad no desvelada, a una fundación controlada por el propio Schwab.
Asimismo, han arreciado las críticas por la compra en Ginebra de una nueva sede en la que se han invertido 23 millones de dólares (unos 3.680 millones de pesetas). También se le imputa haber otorgado contratos a empresas que después le nombraron miembro de su consejo, con lo que tuvo acceso a suculentos premios de opciones sobre acciones.
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