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Listas

Dicen que a Juan Rodríguez, alcalde popular de Sanlúcar de Barrameda, se le ve pasear por la Calle Ancha cabizbajo, agarrado a su móvil y dándole patadas a las piedras como quien no entiende nada. Su pesadumbre no es otra que el verse relegado en la lista gaditana al Parlamento andaluz a esos puestos subterráneos donde ningún candidato ve la luz de su nombramiento. Teófila, pese a valorar los méritos del muchacho, sobre todo su proyección mediática en los últimos meses del siglo pasado a costa del caso Cuevas, se lo ha reconocido de una manera muy particular, descolgándolo de los puestos probables de la lista y, consecuentemente, con nulas posibilidades de salir victorioso de la cita electoral. Cosas de familias. Juan Rodríguez vive el mal rato de su vinculación política a José Antonio Sanz y, por muchas batallas que haya ganado en Sanlúcar, la familia es la familia y los puestos más golosos son para los de la pandilla. No va a salir en la foto. Pero las suyas ya completan el álbum gaditano del partido y ninguna maniobra política las puede desenfocar.No me caben dudas de que Juan Rodríguez debe de andar algo chamuscado. Lo de menos debe ser verlo cabizbajo por las inmediaciones de la Casa Grande. Habría que verlo apurando una manzanilla en Barbiana rodeado de los suyos, de los que dieron la cara y se la partieron en el caso Agustín Cuevas. Pero la política tiene muy mal vientre y engendra este tipo de olvidos y deslealtades. Me serviste bien una vez. Y ahora te dejo tirado con los últimos de la fila. En esos idílicos puestos a los que aspiraba Rodríguez para salir por Cádiz han colocado a los de la pandilla, a los que han pertenecido al círculo de Teófila desde hace mucho tiempo. Gente como el jerezano Aurelio Romero o el campogibraltareño Jorge Ramos, todos muy conocidos en ámbitos familiares, pero sin ninguna proyección más allá de la camilla de Teófila.

Es posible que la consecuencia que haya que sacar de todo esto es que en los partidos no pesan tanto los méritos como las cercanías y que en las listas no suelen estar los más útiles, sino los más adictos. Si yo fuera Juan, mañana mismo le regalaba a Teófila un rato agradable por Sanlúcar. Y luego me iba, como Pimentel y Gómez, por motivos familiares...

J. FÉLIX MACHUCA

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