_
_
_
_
FÚTBOL Dieciseisavos de final de la Copa del Rey.

El Rayo solventa un asunto fácil

RAYO VALLECANO 0 ATHLETIC 0Rayo Vallecano: Lopetegui; Cota (Amaya, m.56), Clotet, Hernández, Alcázar; Helder, Pablo Sanz (Ferrón, m.82), Luis Cembranos, Michel I; Bolo y Canabal (Michel II, m.64).

Athletic: Lafuente; Alkorta, Carlos García (Sivori, m.72), Patxi Ferreira; Lacruz, Imaz (Javi González, m.46), Guerrero, Alkiza, Felipe Guréndez; Tiko y Urzaiz.

Árbitro: Ansuategui Roca. Mostró tarjeta amarilla a Pablo Sanz, Lacruz y Alkiza.

Unos 7.000 espectadores en Vallecas.

Asegura el marcador que aquello acabó con empate a cero, como si de un partido igualado se tratara. A gritos miente el marcador. El único equilibrio que se vio en el partido fue que ambos conjuntos jugaron con once, como está mandado. Porque el empeño fue del Rayo, el dominio fue del Rayo y las ocasiones fueron del Rayo. Además, en exclusiva, como si fuera el de Vallecas el equipo obligado a remontar. La eliminatoria, incomprensiblemente, la decidió el golazo de Luis Cembranos en San Mamés, de lo que podría deducirse que el partido de ayer sirvió de bien poco. Pero sirvió. Sobre todo para el Rayo que debió darse un festín ante un rival pequeñito, pequeñito. Se quedó a cero el conjunto de Vallecas por una razón sencilla a más no poder: tiene un desafecto brutal hacia el gol.

No hubo noticias del Athletic en Vallecas. Noticias, al menos, que vayan más allá de la lucha y cosas así. Excusas para justificar su triste faena puede encontrar el Athletic hasta llegar al agotamiento. Apareció por Vallecas con un resultado en contra, con ocho bajas, entre ellas las de Joseba Etxeberría y Esquerro, y con la historia reciente golpeándole con dureza. Ahí va un dato: hace 45 años que no remonta una eliminatoria de Copa después de perder en San Mamés. Ahí va otro: Luis Fernández, su técnico, jamás ha eliminado a un rival de Primera división, y son ya cuatro las temporadas que lleva en nómina. Muchas excusas son, cierto. Y buenas serían si no fuera porque hubo un tiempo en el que el Athletic era el dueño absoluto de este torneo. Un tiempo, la verdad sea dicha, cada vez más lejano.

Declaró Luis Fernández tras el encuentro que los suyos se merecían un sobresaliente, lo que no deja otra posibilidad que suspenderle a él. Sin fundamentos y bastísimo en su juego. Así intentó el Athletic superar a un rival que volvió a mostrarse tan consecuente consigo mismo como inocente ante el gol. Los de San Maés dudaron entre jugar en largo, con las tristes conscuencias que eso suele tener en un terreno de tan reducidas dimensiones como el de Vallecas, u optar por el toque, lo que no iba a resultar nada fácil teniendo en cuenta el once que se vio obligado a elegir el técnico bilbaíno, donde el buen gusto parecía exclusiva de Guerrero y Alkiza, sobre cuya presencia ayer en Vallecas aún existen dudas. Y en el rato que se pasó el Athletic dándole vueltas al asunto, concretamente 90 minutos, el Rayo fue creciendo y acumulando ocasiones con pasmosa facilidad.

Pero dado que el desapego que sienten los vallecanos por aquello del gol resulta enfermizo, el marcador no se inmutó en todo el partido. Cierto que tuvieron buena culpa de ello los delanteros del Rayo, con Canabal en primera fila. Es éste un jugador extrañísimo, al que en ocasiones parece que le da reparo rematar de cabeza, como si su 1,95 de estatura fuera un accidente. Y cuando Canabal se hizo grande, con el balón en el suelo, como en su fantástico disparo del minuto 37, que se iba a la escuadra, apereció Lafuente, el único de los del Athletic que se verdaderamente se ganó el jornal y al que, en vista de que Luis Fernández les da a todos un 10, habría que dar un 20.

El Rayo se situó sobre el césped como acostumbra, con disciplina, rápido en defensa y con Luis Cembranos metido entre líneas. Y ahí se dedicó Luis a lo suyo, a abrir el campo, a tocarla, a buscar huecos. Y entre medias, algún que otro disparo, que nunca está de más. Alkorta le sacó uno bajo los palos, el poste rechazó otro y Lafuente se estiró para atajar un tercero.

No es que el Rayo hiciera nada del otro jueves, pero al menos conjugó el verbo hacer. Fue Lafuente quien borró todas las ocasiones de gol del Rayo. Las del Athletic, en cambio, no las borró nadie, más que nada porque no existieron. Lo único digno de figurar en una crónica, echándole bondad al asunto, se resume así: cabezazo fuera de Urzaiz (minuto 39), cabezazo alto del mismo jugador (m.45) y tiro de Tiko que rechaza Lopetegui (m.53). Y se acabó.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_