"La gente come perros y gatos; los muertos y heridos yacen en la calle"
Los cuerpos mutilados están esparcidos por las calles, los últimos incendios devoran las ruinas de los edificios en cuyos sótanos sobreviven decenas de miles de civiles: la vida en Grozni, la capital de Chechenia, es un infierno. Así lo cuentan los refugiados llegados los últimos días a Ingushetia. "Hay cadáveres por todas partes. La gente ha comenzado ya a comer perros y gatos. Cuando no quieres morir de hambre, no tienes otra opción", dice Alí Munaíev, un refugiado de 28 años que consiguió atravesar la frontera el viernes, el mismo día en que Rusia anunció una pausa en su ofensiva a Grozni.Mientras se desencadena la lluvia de bombas y misiles, las calles de Grozni permanecen extrañamente vacías, porque la vida se desarrolla en los sótanos, cuenta Alí. De vez en cuando, en un acto de desesperación, la gente sale a la superficie para buscar comida o agua. "Hemos vivido tres meses en un sótano, en el frío y la oscuridad, sin luz, sin calefacción ni agua, y no nos hemos arriesgado hasta ahora", explica Rosa Movlaeva, de 40 años, que huyó de Grozni el 26 de diciembre para encontrar refugio en la república rusa de Ingushetia, al oeste de Chechenia. Aunque el asalto a la capital comenzó el 25 de diciembre, los bombardeos empezaron realmente en septiembre y los enfrentamientos en las calles han durado muchas semanas.
Umar Saídullaíev, de 42 años, consiguió huir justo antes del Año Nuevo después de haber vivido con otras 17 personas en el sótano de su edificio, cerca de la plaza Minutka, en el centro de Grozni. "Usamos los colchones, las sábanas y colchas por turnos", cuenta. "Pero de todas formas no se podía dormir, porque las bombas caían". Al principio comieron los productos frescos que habían bajado al sótano; después los enlatados, y, al final, nada. El hambre.
En la superficie, aún era peor. Así lo relata Rosa Movlaeva: "Los cuerpos permanecían en la calle varios días, hasta una semana. No podíamos salir para enterrarles debido a los tiros de francotiradores. Los heridos morían así, en la calle, sin socorro."
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