Un regalo

Imbuidos en este mundo al que pertenecemos, nos hemos devanado los sesos una vez más buscando un regalo para ti en tu sexagésimo cumpleaños. Caminatas por aquí, escaleras eléctricas por allá, vendedores políticamente amables acullá, todo inútil, no veíamos nada apropiado, tardamos en entender que por mucho que buscáramos no encontraríamos algo que nos pareciera suficiente; te queremos y creemos que todo es poco para ti. Por eso decidimos dedicarte esta carta, en la que públicamente anunciamos que te queremos y que te damos las gracias. Porque lo bueno que hay en nosotros nos viene dado por ti.Gracias por enseñarnos a luchar, a ser tenaces, a educar la voluntad, a valorar las cosas por lo que son y no por lo que valen, por convencernos de que ser buena persona es lo único imprescindible. Gracias por tragarte tus amarguras, para que nosotros no nos diésemos cuenta. Gracias por sacrificar tu vida, cuando aún eras joven, por nosotros y sólo para nosotros, por tus hijos y por tu nieta, de la que fuiste al tiempo abuela y madre, sin permitirte un descanso. Gracias por ser tan fuerte y no flaquear jamás, ahora que corren tiempos de depresión, angustia y ansiedad; ahora que todo el mundo se queja; ahora que todo el mundo mira para sí; ahora que ser madre como tú lo eres es más necesario que nunca; ahora que se abandonan niños; ahora que en todo manda el dinero; ahora, queremos decirte gracias y que te queremos, y pedirte perdón por no haberte hecho la vida más fácil, por no haberte ahorrado algún disgusto, por no haber sido más felices no por nosotros, sino para ti. Tampoco tuvimos manual de instrucciones para ser buenos hijos y encima nos faltó tu instinto, pero queremos arreglarlo y seguir juntos contigo, queriéndonos como hasta ahora, como tú lo haces y disfrutando de esas cosas maravillosas de la vida que, como tú sueles decir, "generalmente son las que no cuestan dinero". Feliz cumpleaños, mamá.-