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Los pactos municipales entre PSOE y BNG embarrancan en Pontevedra y Vigo

Xosé Hermida

Los pactos suscritos por el PSdeG-PSOE y el Bloque Nacionalista Galego (BNG) tras las elecciones municipales del 1999, que pretendían ser el germen de una futura alianza para arrebatar al PP el Gobierno autonómico de Galicia, han embarrancado en Vigo y Pontevedra, dos de las principales ciudades gallegas dominadas por la izquierda. Tras aquellos comicios, las direcciones de PSdeG-PSOE y BNG suscribieron un acuerdo para arrebatar al PP una treintena de ayuntamientos donde ninguna fuerza política obtuvo la mayoría absoluta. El socialista Emilio Pérez Touriño y el nacionalista Xosé Manuel Beiras optaron por una fórmula de pactos a la carta: en cada municipio, los representantes locales negociaron por su cuenta la formación de gobiernos de coalición o simples acuerdos de apoyo mutuo. Esta alianza permitió a la izquierda hacerse con las alcaldías de cinco de las siete principales ciudades gallegas. Los pactos han deparado gobiernos estables y sin conflictos en Santiago y Lugo, ambas con alcalde socialista, y algo más problemático en Ferrol, con regidor nacionalista. Pero las disputas se han enquistado en las dos principales ciudades de Pontevedra, algo que preocupa a las direcciones de ambos partidos, ya que temen transmitir la imagen de que la izquierda es incapaz de ponerse de acuerdo frente a la hegemonía del PP.

Presupuestos prorrogados

En Pontevedra, el nacionalista Miguel Fernández Lores constituyó gobierno en solitario con el compromiso del PSOE de mantener su apoyo. Las relaciones entre ambos grupos venían deteriorándose en las últimas semanas, y la ruptura se consumó el pasado miércoles, cuando el PSOE se puso de acuerdo con el PP para enmendar los presupuestos municipales. La reacción del alcalde fue desconvocar el pleno que debía aprobar las cuentas, prorrogar las de 1999 y dar por "roto" el acuerdo con los socialistas.

En Vigo, la ciudad más populosa de Galicia, la crisis se ha mitigado en las últimas semanas, pero el alcalde nacionalista, Lois Pérez Castrillo, vive bajo la permanente amenaza de ruptura del PSOE, con el que forma una extraña y borrascosa pareja. Los socialistas permitieron la elección de Castrillo, pero no sólo declinaron entrar en el Gobierno sino que, desde el primer día, hostigaron sin tregua al BNG. Presionados por las direcciones de sus partidos, los dos grupos municipales acabaron formando una coalición, pero ni siquiera así han evitado las fricciones y descalificaciones públicas.

Hasta ahora, los pactos entre el PSdG y el Bloque han funcionado mejor donde los socialistas son mayoritarios. Para el PSdG, ésa es la prueba de que sus alcaldes consultan más las decisiones con sus aliados. El BNG, sin embargo, lo interpreta como la constatación de que sus concejales se comportan con mayor lealtad.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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