Favorita por naturalidad
España, a ganar la Eurocopa respetando las leyes del fútbol: el jugador por encima del técnico
Infalible en la clasificación, pues desde 1976 sólo ha dejado de acudir a Suecia-92, la selección española acude a una nueva fase final en el paquete de favoritas. La condición de cabeza de serie se corresponde con los resultados de la misma manera que el marcador es reflejo de la superioridad del plantel español respecto a los que han sido sus rivales.Nada nuevo respecto, por ejemplo, a la última edición, cuando el equipo de Clemente viajó a Inglaterra-96 con un curriculo único y, al igual que en el Mundial de Estados Unidos-94, quedó eliminada de mala manera en cuartos. El fatalismo, expresado en una prórroga (1994) o en los penaltis (1996), se impuso a la hora de enfrentar a las grandes selecciones (Italia e Inglaterra).
Numéricamente poco ha cambiado desde entonces, así que el equipo llegará al torneo rodeado de expectación, presionado y, al mismo tiempo, tan temido como desdeñado: todos los contrarios quieren esquivar a España como adversario, pero ninguno le ve como campeón desde el título que ganó en 1964 y de la final que perdió con Francia en 1984.
Pero en el equipo de Camacho hay algo nuevo, que suena bien y que responde a las leyes del fútbol: el entrenador opera con naturalidad y el equipo tiene sentido común. A la selección van los que están en forma y, con independencia del rival, actúa de acuerdo a un mismo patrón: un 4-4-2, con defensa zonal, presión en media cancha y una buena combinación y llegada al área.
Ha desaparecido el concepto de grupo frente al de equipo y el intervencionismo del seleccionador se ha rebajado en beneficio del jugador. A diferencia de Clemente, a Camacho no le gusta meter mano a los partidos ni a su entorno sino que les da un curso de normalidad. La selección ya no provoca tanto alboroto ni crispación a su alrededor, y el seleccionador ya no lo es todo. Hay la sensación de que Camacho no hará nada para alterar el discurrir del equipo; de que se ganará o perderá en función de las propias limitaciones (lesiones) y de la calidad del rival; y de que para triunfar, el azar (sorteo, cruces) juega un papel decisivo, la mayoría de cosas atribuibles al juego.
España cuenta hoy con un equipo igual de potente o más que antes; mantiene un cierto espíritu ganador y el cuadro de la fase final es tan apetecible como otras veces. Pero a diferencia de ayer, parece una selección que sólo está pendiente de jugar bien al fútbol. Camacho no quiere el protagonismo de Clemente, pero tampoco tiene nada que ver, por ejemplo, con Suárez o Kubala.
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