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PP y PSOE preparan para las generales la campaña electoral más dura desde la transición

El PP luchará por una mayoría "confortable" que reduzca su dependencia de los nacionalistas

Socialistas y populares preparan para las elecciones generales que previsiblemente se celebrarán el 12 de marzo una de las campañas más duras desde la transición. El objetivo del PP es ganarlas con una mayoría "confortable" que le permita no depender de CiU, PNV y Coalición Canaria, sino contar sólo con el partido de Pujol y, si falla, tener el colchón de las otras dos minorías. El PSOE parte, sin embargo, de la certeza de que el empate técnico que le dan sus encuestas puede convertirse en una victoria. Para ello necesita el favor de un sector del electorado centrista y de una parte de los ciudadanos progresistas, que tradicionalmente votaban a Izquierda Unida y que en las últimas municipales optaron por la abstención.

Tras un descanso en los primeros días de enero, las cúpulas de los partidos abrirán una campaña intensa y frenética de dos meses en la que todos se juegan mucho. El presidente del Gobierno y del PP, José María Aznar, ha desoído a muchos dirigentes de su partido que le sugirieron que convocara elecciones en otoño. También han fracasado quienes confiaban en votar el penúltimo domingo de febrero. Aznar dijo que agotaría la legislatura y así lo va a hacer, para disolver las Cortes el 14 de enero.El presidente cree que es posible la victoria. Si en las elecciones europeas de junio el PP superó al PSOE en más de cuatro puntos, no hay razones para creer que las cosas pueden empeorar, afirman dirigentes populares que interpretan el sentir de Aznar. Lo cierto es que el PP ha pasado de aspirar a una mayoría "suficiente" a una "confortable". Ese confort se traduce en no depender de tres fuerzas políticas para sacar adelante proyectos gubernamentales. "Hemos sido claves tanto por lo que hemos conseguido como por lo que hemos evitado", afirma el portavoz parlamentario de CiU, Josep López de Lerma, que alude, sin precisar más, "a la política social", respecto a la que el Gobierno tenía otros planteamientos "de carácter restrictivo".

Aunque el Gobierno hace gala de sus cualidades para lograr la estabilidad del país gracias al diálogo con otras fuerzas políticas y los sindicatos, el objetivo para la próxima legislatura es dialogar sin violentar sus proyectos. Para ello buscará un ascenso en escaños que les aproxime a los 166 o 168 escaños (ahora cuentan con 156), que les permita la holgura de contar con uno, dos o tres partidos (CiU, CC y PNV), y que, si alguno falla, no haya un revolcón en la mayoría gubernamental.

¿De dónde se pueden sacar esos escaños? Las dos Castillas están exprimidas, admiten en el PP, por lo que la mirada está en Cataluña, País Vasco y Andalucía, preferiblemente. Estos cálculos pueden saltar por los aires si se trastocan los resultados de algunas provincias en las que el último escaño se logró por 500 votos. Puede darse la situación de que PP y PSOE suban una decena de escaños, estos últimos gracias al ansiado apoyo de parte del electorado de IU.

La dirección del PSOE observa con preocupación la forma de abordar la petición de voto a los electores de IU. Los socialistas creen que Julio Anguita es mejor candidato que Francisco Frutos, pero saben que un gesto prepotente por su parte puede inclinar a ese electorado a reafirmar su apoyo a IU o a quedarse en la abstención.

Pregunta a Almunia

Las llamadas del PSOE a IU son acogidas con desconfianza notable porque a estas alturas no hay nada que pactar y mucho que perder, según IU. Frutos repetirá en la campaña una pregunta al candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Joaquín Almunia: ¿Si el PSOE logra una mayoría minoritaria, pactaría con CiU o con IU? El PSOE, de momento, no responde y es muy probable que ese silencio se mantenga con el argumento formal de que de las coaliciones se habla después de que los ciudadanos hayan votado.

Las aspiraciones de gobierno de Almunia le fuerzan a no decantarse, ya que necesita para llegar a La Moncloa de los votos del centro y de la izquierda. Los socialistas están convencidos de que sectores de la clase media aprecian que el Gobierno ha favorecido a los más privilegiados de la sociedad y ha recortado sibilinamente las libertades y el pluralismo. Por ello exhibirán el alto contenido social de su programa, que trata de evitar "la exclusión" de los olvidados "en esta España que va bien, pero no para todos", según Juan Manuel Eguiagaray, responsable de la oferta electoral socialista.

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