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FÚTBOL El 'caso Atlético'

Las estrellas ocultas de Gil

Aparecen Lawall y Lima, dos de los futbolistas 'fantasmas' del 'caso Atlético'

Diego Torres

Del nigeriano Abass Muyima Lawall, de 19 años, y del senegalés Limamou Mbenge, Lima, de 18, el fiscal del caso Atlético dice que "su valor en el mercado es inexistente". Con ellos, Jesús Gil y Gil, sin embargo, trató de saldar una deuda contraída con el Atlético por valor de 1.000 y 290 millones de pesetas más IVA, respectivamente. Ambos -junto al brasileño Maximiliano de Oliveira (18 años, y tasado por Gil en 1.100 millones) y Bernardo Djana (19, 350 millones), todavía de vacaciones- debían declarar hoy como testigos en la Audiencia Nacional, pero no fueron localizados y la comparecencia ha sido suspendida. Lawall y Lima se entrenaron ayer con el filial del Atlético. Después dialogaron con EL PAÍS sobre el sorprendente descubrimiento judicial que les ha elevado a primera plana, sobre el fútbol que realmente tienen detrás.La supuesta irregularidad cometida por Gil por la venta de los derechos de estos cuatro futbolistas -"supuestos jugadores profesionales de fútbol que no eran tales", según el auto-, representa casi una tercera parte de la cantidad total (9.427 millones de pesetas) que se le imputa a Gil como estafa.

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Lawall, el mejor considerado futbolísticamente en el auto, terminó el entrenamiento con aire de incredulidad y con dos certezas: se considera un extremo derecha clásico y no está dispuesto a facilitar ningún dato sobre su contrato. "Todo esto me pilla por sorpresa; no entiendo qué es lo que está pasando. Me preocupa por Miguel Ángel y por Jesús Gil. Han sido muy cariñosos y muy generosos conmigo. Cuando estuve lesionado, en el hospital, Gil me llamaba un día sí y otro no para interesarse". Ayer por la mañana dos delegados de la Audiencia Nacional le entregaron una carta anunciándole su inminente citación judicial.

"Yo no soy presidente de un club de fútbol; no sé si tasarme en 1.000 millones de pesetas es excesivo". El Atlético se fijó en Lawall cuando tenía 17 años y apenas lo conocían incluso en el fútbol africano. Y pagó por él a un representante holandés un precio mucho menor del que el 16 de enero de 1998 le pusieron Gil y su hijo Miguel Ángel en la operación que ahora se investiga -"padre e hijo otorgaron cuatro contratos en cuya virtud Promocios Futbolísticas, S.A. (Jesús Gil) cedía al Atlético (Miguel Ángel), en pago de la deuda contraída en los años anteriores los derechos económicos y de imagen de los jugadores de fútbol profesional", dice el auto-.

A Lawall su juventud -19 años- le otorga ciertas perspectivas. Tiene cualidades técnicas interesantes, pero le falta disciplina y sentido táctico. Prefiere mantener en secreto su ficha; pero en el filial ningún jugador supera los 15 millones de pesetas al año. "Yo no puedo hablar de mi contrato; por favor, no me pregunte por mi contrato".

Lawall se remite a su historial: "He sido internacional con Nigeria en sub 16, sub 17 y sub 21. Juego en la posición de Figo y de Figo tengo todas las características salvo una: la altura. En el Atlético jugué la temporada pasada 23 partidos, cuatro de titular. Luego, me lesioné el ligamento lateral de la rodilla derecha en un choque con Mena. Llevo cinco meses de baja".

De ademanes más enérgicos que Lawall, su compañero Lima lleva menos de un mes en el Atlético B. No vive en Pozuelo, como su colega, sino en un modesto piso de Embajadores. "Soy un media punta, hijo de un futbolista", relata. "Mi padre era un medio centro, pero aficionado, en la Primera de Senegal. Me gusta Verón, el media punta del Lazio. Es el mejor del mundo".

Lima nació en Dakar, en Senegal, tiene 18 años y llegó al Atlético con 15, al cadete A: "Lawall lleva tres años ya, y tiene contrato. Yo no... Bueno, firmé algo hace un mes. Ahora creo que voy a cobrar un sueldo de profesional, al nivel de mis otros compañeros en el equipo, tampoco mucho". A los entrenamientos lo tiene que acercar un compañero: "No tengo dinero para un coche; y el sueldo que me han prometido ahora no sé si me va a dar para uno. Por ahora tengo que sacarme el carné".

"A Gil no lo conozco"

A Lima, que "no tiene trabajo ni actividad conocida" según el auto, Gil lo tasó en 290 millones de pesetas más IVA. Llegó a Madrid porque su madre murió y para vivir con su padre, que ejerció el derecho de reagrupación familiar. Lima parece impasible. Luego describe una situación confusa: "No tengo ni idea de lo que está pasando en el Atlético... Tampoco sé lo que pagaron por mí. A Gil no lo conozco, nunca me saludó.Yo sólo me dedico a jugar al fútbol. Para saber por mi contrato hay que hablar con mi representante, que es mi tío... Con él voy a ir a la Audiencia cuando me citen. Por eso estoy tranquilo. Se trata de aclarar algo ¿no? Hay que tomárselo con calma... ¿Va a desaparecer el Atlético?".

Maximiliano y Bernardo Djana no habían regresado a Madrid ayer. Maximiliano ha pasado la Navidad en Brasil. Djana permanece en Portugal, "con unos hermanos, de vacaciones", como dice el encargado de la centralita de su residencia en Madrid, un colegio mayor de Getafe que alberga a varios juveniles del Atlético. Según la investigación judicial, Bernardo "es demandante de asilo y refugio" en España "y ha residido desde su llegada a nuestro país en la Casa de Refugiados e Inmigrantes menores de los Padres Mercedarios". Bernardo ya no vive allí. Eso sí, el encargado de la Casa, el "Padre Juan", le recuerda con afecto, y le defiende: "Bernar no es un albañil como dice el fiscal sino que es futbolista y no es ningún bobo. Tiene estudios y juega en el Rayo Majadahonda. Así que el fiscal debería investigar mejor".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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