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FÚTBOL Radiografía al lider español

Acero del norte

Consistencia defensiva, poder goleador y normalización del vestuario, claves del Deportivo

Xosé Hermida

De San Sebastián a Vigo, de Oviedo a Bilbao y de Santander a A Coruña, el vasco Javier Irureta se ha pasado los casi 15 años de su carrera como entrenador recorriendo la cornisa cantábrica. Como el fútbol no es ajeno al paisaje que lo rodea, desde sus inicios el juego adquirió en el norte de España un cierto parentesco con la industria pesada, característica siempre visible en los equipos de Irureta. Pero en el Deportivo, el técnico vasco ha conseguido aderezar su tradicional blindaje con algunas piezas de la fantasía brasileña o del vértigo eléctrico de los holandeses. El producto final es un equipo muy equilibrado que puede otorgar a Irureta el primer título de su carrera. Cumplidas 17 jornadas de Liga, el conjunto gallego comanda la clasificación con 36 puntos, seis más que el segundo, el Zaragoza, nueve más que el Barcelona, 13 más que el Real Madrid... De momento, pese a la derrota en La Romareda del pasado miércoles, el Deportivo está a un sólo punto del campeonato de invierno.La estadística respalda incontestablemente que si hay una característica que distinga al Deportivo es su equilibrio. El equipo gallego figura como el segundo más goleador y como el tercero menos goleado del campeonato, es uno de los que más balones recupera y también uno de los conjuntos que más remata a puerta.

El engranaje parece a punto, aunque a Irureta le ha costado muchos meses de trabajo. El año pasado ya hizo una buena campaña y llevó al equipo a la Copa de la UEFA. Pero los comienzos de la actual temporada parecieron ratificar que, pese a todo, el Deportivo seguía adoleciendo de falta de identidad, de escaso sentido colectivo y de una irresistible propensión a la indolencia. Irureta cogió el equipo después de tres años borrascosos, con excesivo trasiego de futbolistas y entrenadores. Por eso necesitó tiempo para tomar las riendas de la plantilla y construir un colectivo a su medida. Pase lo que pase a partir de ahora, nadie le podrá negar que ha logrado su propósito. Estos son algunos de los factores que explican la transformación del Deportivo.

El vestuario se serena.

Cuando Irureta y el presidente del club, Augusto César Lendoiro, decidieron este verano españolizar al hasta entonces equipo más internacional de España, no estaban actuando por puro patriotismo. El abigarrado vestuario del Deportivo se había convertido en un conglomerado de clanes nacionales y en un ejemplo de esa epidemia del fútbol de la era mediática llamada divismo. Algunos extranjeros que recalaban en A Coruña eran desconocidos en España, pero verdaderos ídolos en sus países de origen, y exigían ser tratados como tales. Este año, no sólo se ficharon españoles, sino futbolistas sin ínfulas de estrella -Víctor, Makaay, Jokanovic, César, Fernando, Jaime...-, más dispuestos a ejercer como jugadores de equipo y a acatar las decisiones del entrenador. El ambiente se fue serenando poco a poco y contagió a tres de los más conflictivos en el pasado, Djalminha, Flavio y Naybet, grandes futbolistas a los que les faltaba regularidad, sosiego y compañerismo.

La vieja roca.

Tras la marcha de Arsenio, el Deportivo fue perdiendo casi todas sus señas de identidad, pero conservó una: incluso en las peores épocas, su rocosa defensa sólo se resquebrajaba de modo ocasional. Este año llegó del Oviedo el joven central César, que empezó bien la temporada hasta que se lesionó. En su lugar entró el incombustible Donato (37 años), quien, junto al cada vez más centrado Naybet, forma una pareja que derrocha oficio y recursos. En las bandas se han confirmado Manuel Pablo y Romero, dos futbolistas que no son nada del otro mundo, pero que actúan con disciplina en defensa y no tienen miedo a atacar. En cualquier caso, la solidez del Deportivo no proviene sólo de su primera línea, sino de la pareja de brasileños que forma el doble pivote. Mauro Silva y Flavio Conçeicao se parecen en su fortaleza física. El primero aporta más rigor táctico y veteranía, el segundo, mayor vitalidad y decisión para irse adelante.

Goles por todas partes.

El Deportivo ha resuelto al fin uno de sus más viejos problemas. En las tres últimas temporadas, el equipo había dado palos de ciego buscando un sustituto para Bebeto (Madar, Renaldo, Luizao, Abreu ...), pero los goles no aparecían. Al final se llegó a la conclusión más lógica: como Bebeto es insustituible, mejor tener varios jugadores con facilidad para el gol. En esta temporada, han coincidido varias veces jugando juntos Makaay, Pauleta, Víctor y Turu Flores, cuatro futbolistas que el año pasado sumaron 50 goles. El equipo ha cobrado una gran variedad de opciones goleadoras y eso es mejor que cuando la definición depende de las rachas de un solo jugador. De ahí que el Deportivo aproveche muy bien sus ocasiones, a pesar de que alguno de los goleadores aún no haya explotado, como Turu Flores, que sólo lleva tres tantos en la Liga.

El peligro.

El Deportivo juega un 4-2-3-1 y asume uno de los riesgos que implica cierta aplicación de ese sistema. Por delante de los dos pivotes suelen actuar tres jugadores -Víctor, Djalminha y Turu Flores- con más mentalidad de delanteros que de centrocampistas. Eso provoca que la medular tenga cierta tendencia a descomponerse y a dejar al equipo partido en dos. La consecuencia es que igual que de una tacada el equipo deja casi resueltos sus partidos -le gusta marcar tres goles en apenas un cuarto de hora-, pero que el Deportivo pase dificultades evidentes para administrar ventajas en el marcador. Le cuesta mantener la pelota cuando conviene enfriar el partido. Irureta es consciente de esa tara y, en determinadas ocasiones, la ha corregido situando a Jokanovic junto a Mauro Silva y adelantando unos metros a Flavio.

Viejos conocidos.

Una de las circunstancias que más pueden ayudar al Deportivo en el trance de defender el liderato, es que se trata de un equipo con un entrenador y una plantilla -incluidos los más jóvenes y hasta los extranjeros- que se conocen al dedillo la Liga española, sus entresijos, sus riesgos y sus oportunidades.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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