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FÚTBOL 17ª jornada de Liga

El Barça no gana ni de penalti

Figo desaprovechó una pena máxima en Vallecas a dos minutos del final

Ramon Besa

Falto de lucidez y pegada, enredado en el camerino y en la cancha, el Barça no pasó del empate en Vallecas, signo del quiero y no puedo. Lo mismo le ocurrió al Rayo, que estuvo tan cerca de la victoria como de la derrota. Un penalti de última hora, cazado por el árbitro con el rabillo del ojo, puso el triunfo en bandeja al Barcelona, pero Figo falló. Keller rechazó el lanzamiento del portugués, y los azulgrana confirmaron su carácter de equipo sedentario y de poco trazo en campo ajeno, donde en los últimos cinco partidos ha acumulado cuatro derrotas y un empate. No ofrece confianza alguna el grupo de Van Gaal, tan descolocado como todo el equipo.La suficiencia con la que el Rayo gobernó el primer tramo del partido resultó asombrosa. Quedó el Barça a merced del contrario en todos los sectores del campo. El grupo de Juande Ramos sólo sufrió en la defensa de las jugadas de estrategia, la única suerte que domina el Barcelona.Por lo demás, el Rayo marcó el ritmo de la contienda y coronó su superioridad con un gol precioso tanto en la elaboración como en la ejecución. Una pérdida de pelota por parte de Figo en la divisoria habilitó la contra local, y en una jugada a siete toques se metió dentro del marco de Arnau. El Barça miró y aplaudió un despliegue que en otros tiempos era patrimonio azulgrana.

RAYO VALLECANO 1 - BARCELONA 1

Rayo Vallecano: Keller; Estíbariz, Cota, Hernández, Alcázar; Ferrón, Helder, Pablo Sanz (Canabal, m. 58), Llorens; Luis Cembranos; y Bolo (Michel II, m. 66).Barcelona: Arnau; Puyol, Abelardo, Reiziger, Zenden (Litmanen, m. 70); Luis Enrique, Xavi, Cocu; Simao, Kluivert y Figo. Goles: 1-0. M. 25. El Barça pierde una pelota en la divisoria y el Rayo se estira en siete toques. Bolo culmina el contraataque dando desde la izquierda el pase de la muerte a Luis Cembranos, que marca. 1-1. M. 55. Xavi chuta desde fuera del área, Keller no controla el balón y Simao, tras regatear a un contrario, marca. Árbitro: Daudén Ibáñez, aragonés. Amonestó a Juande Ramos, técnico del Rayo, Bolo, Pablo Sanz, Cota, Zenden, Abelardo y Hernández, amonestado por el penalti que cometió sobre Kluivert (m. 87). Figo falló el lanzamiento. Vallecas no se llenó pese a registrar una buena entrada. La policía cargó en las gradas porque se produjeron incidentes.

Pero el Barça ha perdido las señas de identidad que le hicieron campeón. No sólo por la ausencia de Rivaldo y la suplencia de Guardiola, sino por su compostura. Ya no abre ni alarga el campo, sino que se tapa alrededor de cuatro zagueros, por norma mal puestos, y se vertebra alrededor de Figo, que barre en solitario el frente de ataque. Han desaparecido los extremos, el medio centro defiende más que ataca y no hay quien meta un pase interior para Kluivert.

Fue el Barcelona muy poca cosa, un equipo menor, que además se vio enredado en muchas historias: Kluivert agredió a Cota, Figo fue alcanzado por un objeto (una pila) lanzado desde la grada, y unos y otros fueron por los suelos en cada jugada a balón parado.

El balón lo manejó mejor el Rayo, que cuando defendió lo escondió y en ataque le dio velocidad. Fue superior tanto en la conservación como en la circulación, y de ahí su superioridad. Más que acomodado, el Barcelona pareció disperso, alelado, ido, como si no estuviera en el partido. El bajo tono vital azulgrana quedó reflejado en la estadística, donde la posesión de la pelota era muy pareja y el primer disparo a la portería de Keller no se registró hasta la media hora. Tapó muy bien el Rayo su feudo, con presión, anticipación y buenos apoyos. No rifó el balón.

Los azulgrana pusieron más interés en la contienda una vez se inició la segunda parte, pero les costó demasiado encontrarle el aire al partido. Hubo mucho jaleo en la grada, con cargas policiales, y demasiada jarana en la cancha rayista. Había serias dificultades para jugar la pelota ante la reiteración de faltas. Pero el Rayo iba reculando, perdiendo el dibujo, y el Barça tomó conciencia de que podía sacarle partido al nuevo paisaje. Simao empató a buena hora para el Barça, aprovechando un rechace de Keller a disparo lejano de Xavi, y acto seguido Luis Enrique y Kluivert dispusieron de munición de sobras para el remonte, aunque no precisaron el remate.

Ante la falta de medios en uno y otro campo, el choque se partió por la mitad, situación de la que sacó mayor ventaja el Barcelona, sobre todo porque adelantó su línea defensiva y se mostró más hacendoso. Van Gaal intentó auxiliar a Figo, siempre presente, recurriendo a Litmanen y prescindiendo de Zenden. La ofensiva azulgrana (Figo-Luis Enrique-Litmanen-Kluivert) obligó al Rayo a cuidarse en defensa, pero para nada descuidó el contragolpe, así que el encuentro adquirió un tono incierto.

Le faltó al Barça un punto en cada acción -en cada control, en cada pase, en cada remate-, prueba evidente de que no está fino, aunque su puesta en escena fuera más aseada que en el arranque de la contienda. En ayuda del Barça acudió el árbitro, que pitó un penalti por agarrón de Hernández a Kluivert, decisión que provocó el enojo de la hinchada por entender que esas son faltas que sólo se les pitan a los equipos pequeños frente a los grandes. Ausente Rivaldo, Figo asumió la responsabilidad -como siempre-, pero erró y dejó al Barça en la estacada.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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