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Enterraron a un padre abrazado a su hijo

Compatriotas solidarios abrieron 700 fosas, con tres nichos cada una, en el cementerio General de Caracas, y en una de ellas enterraron a un padre y a su hijo tal como fueron encontrados: abrazados uno a otro. Él tenía unos 26 años y su hijo no llegaba a ocho. Murieron muy apretados, en compañía, como muchas familias sorprendidas por las avalanchas. Las fábricas de ataúdes trabajan las 24 horas en Venezuela, y muchos féretros son pequeños, a la medida de los niños sepultados por una tragedia que encoge el alma. El Gobierno trata de reducir el alcance de la catástrofe y, aunque admite que hay miles de muertos y desaparecidos, la cifra real puede acercarse a los 25.000.

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