JUAN SAAVEDRA NUEVO MAGISTRADO DEL TRIBUNAL SUPREMO "Jamás he tenido temor al dictar una sentencia"
Su designación para la Sala Segunda del Tribunal Supremo le ha llegado después de 13 años al frente de la Audiencia Provincial de Vitoria y cuatro intentos por acceder al alto tribunal. Juan Saavedra (Madrid, 55 años), cofundador de la asociación judicial Francisco de Vitoria, ha vivido su estancia en el País Vasco "sin miedos" y sin sentirse "presionado por la situación", afirma. Confiesa que nunca ha recibido amenazas directas de ETA y que no se ha planteado aprender euskera.Pregunta. Para llegar al Supremo, ¿hay que hacer mucha política de pasillos?
Respuesta. Lo que hay que hacer es haber acumulado una serie de años en la carrera judicial, haber acreditado que uno es un buen magistrado y después nos encontramos con una serie de imponderables propios de cualquier designación que es discrecional. Eso quiere decir que uno debe tener vocales del Consejo General del Poder Judicial que le apoyen con consistencia. Tampoco conviene que haya personas que le veten a uno por razones profesionales o por otros motivos. Y en tercer lugar, le tiene que tocar a uno.
P. ¿Es importante pertenecer a algún tipo de grupo de poder dentro de la judicatura? Usted se encuentra próximo a la Asociación Francisco de Vitoria, por ejemplo.
R. Ser miembro del Supremo es una categoría personal distinta a la de magistrado. En mi caso, en absoluto he hablado con nadie de la asociación ni he querido que se me apoye desde ahí. Lo único que hago es pagar las cuotas, y por haber sido cofundador tengo razones sentimentales para permanecer en ella.
P. ¿Se considera conservador, tal y como se le ha definido?
R. Eso son clichés, y se hace un flaco favor al Poder Judicial cuando se trata de adscribir a los magistrados a ese tipo de corrientes. Puedo admitir que socialmente soy mucho más progresista que desde el ejercicio de mi profesión. Esto ocurre porque no debo estar influido por mis ideas, sino por el contexto social en el que me desenvuelvo.
P. ¿Ha cambiado su perspectiva de la realidad vasca durante sus 13 años de vida personal y profesional en Vitoria?
R. Durante estos años he adquirido muchos más elementos de juicio sobre la realidad sociopolítica del País Vasco. Mis convicciones políticas se han consolidado en vista de lo que está sucediendo y esas ideas no se las digo a nadie porque soy un magistrado en activo.
P. ¿En qué medida influye la realidad social dentro de los juzgados vascos?
R. Ya he dicho que ni yo ni el tribunal que he presidido ha tenido miedo ni se ha sentido presionado, ni jamás he tenido temor al dictar una sentencia. Es distinto a que se pueda tener miedo en la calle. Ni en los momentos más álgidos de la presión social hemos vuelto la cara a la resolución de los problemas. Jamás se ha quedado un solo asunto dentro de un armario.
P. ¿Ha recibido amenazas personales de ETA?
R.Directas no. Lo que sí es cierto es que dentro de este contexto potencialmente se puede entender que determinadas personas con responsabilidad podemos ser objetivos. En ese sentido, ha habido algún vestigio de eso en determinada documentación que se ha podido encontrar.
P. ¿Cómo contempla la situación actual tras el fin de la tregua?
R. Yo soy escéptico, pero creo que no debo entrar en más profundidades.
P. ¿Ve la paz muy lejana en el País Vasco?
R. Creo que a corto plazo es muy difícil que se produzca la paz.
P. Ha existido un problema dentro de la judicatura por la implantación del euskera en la Justicia.
R. Se tiene que ir avanzando a unos ritmos en los que quizá no coincidan los distintos sectores implicados en el debate. Hay que buscar una fórmula intermedia que yo creo que está en el ánimo de todos. Hay que reconocer el enorme esfuerzo que supone iniciarse en el aprendizaje de una lengua que se desconoce totalmente y que además es muy difícil. Las cosas tienen que venir según la normalidad y no desde el punto de vista de una cierta imposición que provoca siempre el rechazo.
P. ¿No se ha planteado nunca aprender euskera?
R. La verdad es que no.
P. ¿Cómo se han sentido desde Vitoria los problemas que ha tenido en los últimos meses la Audiencia de San Sebastián?
R. No puedo pronunciarme sobre ese tema. Me parece muy mal que exista un conflicto en una Audiencia, porque además yo he sido instructor de expedientes, he hecho mi trabajo, y después la comisión disciplinaria, el pleno del Consejo, ha decidido. Espero que se pueda corregir lo de San Sebastián y que todos los que están allí cooperen para su solución.
P. ¿Qué opina sobre el nuevo tipo judicial del que se ha denominado juez estrella, como podría ser Baltasar Garzón?
R. Soy totalmente contrario. Quizás tengo una concepción demasiado ortodoxa del ejercicio de la función judicial, y el juez estrella está jugando siempre con el principio de la oportunidad.
P. Frente a él se han situado la Fiscalía de la Audiencia y el fiscal general, Jesús Cardenal.
R. No se puede descalificar como se ha hecho, la labor de la Fiscalía de la Audiencia Nacional por criterios políticos. Es una cuestión que tiene cierta complejidad y es un tema técnico jurídico que quizás tenga que resolverlo precisamente la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Por otro lado, Jesús Cardenal me parece un buen fiscal como también me lo parecía cuando estaba en el País Vasco.
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